lunes, 27 de mayo de 2019

EMERGENCIAS OBSTETRICAS Y GINECOLOGICAS


EMERGENCIAS OBSTETRICAS Y GINECOLOGICAS

EMERGENCIAS OBSTÉTRICAS Y GINECOLÓGICAS

Cuando responda a una llamada obstétrica (OB) o de maternidad, tenga en mente varios aspectos clave; en primer lugar, el embarazo en sí no es una enfermedad que requiera tratamiento; es el proceso de continuación natural de la especie humana. Las mujeres han tenido hijos desde el inicio de los tiempos sin el beneficio de los servicios de urgencias, bloqueos epidurales, analgésicos y llamadas de auxilio. En la mayoría de los casos, el nacimiento de un niño es un evento feliz para todos los involucrados. Las emociones pueden salirse de control, desde la excitación extrema hasta el malestar de pánico, por lo tanto su participación es brindar calma profesional y control al escenario. En segundo término, el número de pacientes aumenta a un mínimo de dos, la embarazada y el feto, tal vez incluso más si se espera más de un bebé.
Aunque el parto y el embarazo son estados naturales, no carecen de complicaciones potenciales, incluidas la muerte materna o neonatal. Con el advenimiento de la medicina moderna, las tasas de mortalidad materna y neonatal han disminuido de manera significativa y la vigilancia médica estrecha permite, por le general, descubrir los problemas bastante antes del parto.

ANATOMIA Y FISIOLOGIA DEL APARATO REPRODUCTOR FEMENINO.

Los órganos de la reproducción femenina incluyen glán­dulas mamarias (mamas), vagina, útero, (matriz), ovarios y trompas de Falopio. Los evarios constituyen el punto de ini­cio de la reproducción; son glándulas pares que se encuen­ tran dentro del útero, uno de cada lado, y tienen el tamaño y la forma aproximada de una almendra con cáscara, y son similares a los testículos del hombre. Los ovarios están ubi­cados en la parte alta de la cavidad pélvica, pero por lo gene­ ral descienden al borde de la pelvis durante el tercer mes del desarrollo fetal.

Cada ovario contiene casi 200 m il folículos y cada uno de éstos, un oocito (huevo). La mujer nace con todos los óvulos que alguna vez liberará (casi 400 000). Cada mes, durante el ciclo menstrual, alrededor de 20 folículos empiezan el pro­ ceso de maduración, pero sólo uno finalmente lo culmina y libera al óvulo; los otros mueren y se reabsorben en el cuerpo.
El oocito madura cuando las células foliculares respon­ den a la hormona foliculoestimulamc (FSH) liberada por la hipófisis anterior, que es estimulada primero por la secreción de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRF) por el hipotálamo. Conforme avanza la fase preovulatoria del ciclo menstrual, la hipófisis anterior libera la hormona luteinizante (LH) que estimula el proceso de ovulación, esto es, la liberación del huevo (o en este punto, el ovulo). La LH se continúa secretando durante el ciclo oválico y el embarazo subsiguiente, si es que ocurre, estimulando a las células ováricas para producir las hormonas relaxina, progesterona. y diversos estrógenos. Al final del embarazo, el útero y la pla­ centa producen prostaglandinas, que junto con la oxitocina enviarán señales al útero para que se contraiga y se inicie el trabajo de parto.

Lo que queda del folículo después de que se ha libe­rado el óvulo se convierte en el cuerpo amarillo, que a su vez secreta otra hormona femenina, la progesterona. Bajo la influencia de esta última se presenta la segunda fase del ciclo menstrual. Las glándulas del endometrio aumentan de tamaño y secretan los materiales donde se implantará y crecerá el huevo fecundado, donde también se desarrollará un embrión y después un feto. Si el óvulo no es fecundado, muere y degenera después de las 36 a 48 h que siguen a su liberación. El endometno entonces se fragmenta y se expulsa como flujo menstrual aproximadamente en el día 28 del ciclo (p. ej., casi 14 días después de la ovulación).
El óvulo pasa de los ovarios al útero a través de las trom­pas de Falopio. Estas estructuras pares miden casi 10 cm de largo. Cada una se extiende a los lados del útero y termina apenas antes del ovario correspondiente. El extremo proximal de cada trompa de Falopio es muy grueso y estrecho y se conecta con el útero. Cada trompa de Falopio está constituida por tres capas de tejido. La más externa consta de una membrana serosa que protege a las trompas. La capa media está constituida por músculo liso, que se contrae para ayudar a trasladar el óvulo a través de la trompa y hacia el útero. La capa más interna contiene células secretoras y cilios que tam­ bién mueven al óvulo en toda su longitud y pueden proveerle nutrición.
El útero es un órgano muscular con forma de pera inver­tida que yace entre la vejiga y el recto. La parte alta del útero, con forma de cúpula, se llama fondo. Por debajo de ella el órgano empieza a aplanarse y a hacerse ancho para constituir el cuerpo. La porción más estrecha del útero, llamada cuello uterino, se abre en la vagina. El interior del cuerpo del útero corresponde a la cavidad uterina y el interior del cuello ute­rino es el conducto endocervical.
Es en el útero donde el huevo fecundado se implantará, se desarrollará el feto y ocurrirá el trabajo de parto. Consta de tres capas de tejido: el perimetrio (capa de protección externa), el miometrio (capa intermedia) y el endometrio (capa interna).
La vagina es un órgano tubular altamente muscular revestido por membrana mucosa. Sus funciones incluyen ser el receptáculo del pene durante el coito, la vía de paso para la salida del flujo menstrual y el conducto del parto. El interior de la vagina es ácido por la degradación del glucógeno (que se encuentra en grandes cantidades en la mucosa vaginal), que crea un ambiente de pH bajo que inhibe el crecimiento bacteriano. Esta acidez, si bien beneficiosa, es lesiva para las células espermáticas. El semen es de naturaleza alcalina y, de manera semejante, tiene propiedades antibacterianas. La alcalinidad del liquido seminal neutraliza la acidez de la vagina, lo que permite a los espermatozoides sobrevivir y fecundar al óvulo.

El cordon umbilical conecta a la placenta con el feto a través del ombligo (cicatriz umbilical). El cordón es gris, de fácil compresión, plano y plegable, aunque estructuralmente rígido. En su interior contiene un material mucoso (gelatina de Wharton) que evita que se anude y una red de sostén de tejido conectivo laxo; también contiene dos arterias y una vena. En ocasiones nacerá un niño con sólo una arteria umbilical, que puede ser genéticamente normal en algunos, pero también indicar una anormalidad congénita. como una malformación del corazón o riñón.
La circulación fetal difiere de aquella de la embarazada. La vena umbilical transporta sangre oxigenada de la placenta al feto, en tanto las arterias umbilicales llevan sangre arteriovenosa a la placenta. Puesto que el feto obtiene su oxígeno a través de la placenta, la circulación fetal evade los pulmones hasta el nacimiento. Un conducto conecta la vena umbilical y la vena cava interior. Otro, la arteria pulmonar y la aorta, y una abertura separa las aurículas derecha e izquierda del cora­ zón fetal. Al nacer, los pulmones del recién nacido empiezan a funcionar y las derivaciones aneríovenosas se cierran.

El saco amniótico es una bolsa membranosa que encie­rra al feto en un fluido acuoso llamado liquido amniótico, cuyo volumen alcanza casi 1 L para el final del embarazo y proporciona al feto un ambiente carente de peso dónde desarrollarse. En las últimas etapas del embarazo el feto deglute líquido amniótico y expulsa residuos hacia él. De esta forma el liquido amniótico ayuda en la función excretora fetal.

CAMBIOS FISIOLÓGICOS MATERNOS DURANTE EL EMBARAZO.
Muchos de estos cambios pueden alterar su respuesta normal a los traumatismos o exacerbar o crear transtornos medicos que ponen en riesgo la salud de la madre y del feto.
Los cambios fisiológicos más significativos se presentan en el útero. Antes del primer embarazo de una mujer, el útero mide casi 7.5 cm de longitud por 5 cm de ancho y 2.5 de grosor. Despues de que el embarzo distiende al útero, rara vez retoma sus deminsiones privias. Conforme continúa el embarazo, el útero crece y au­ menta de peso, que hace presión sobre el extremo inferior del intestino y el recto de la mujer, y a menudo causa estreñi­miento. El músculo liso del tubo digestivo (Gl) se relaja por aumento de la concentración de progesterona, lo que causa un decremento de la movilidad Gl (disminución del tránsito del contenido gástrico hacia el duodeno). Esa menor movili­dad a veces también puede causar pirosis y eructos. También ocurren cambios fisiológicos en el aparato urinario conforme los ríñones aumentan de tamaño y volumen. El volumen renal puede aumentar hasta 30%. Los uréteres también tienen un aumento de diámetro, con el lado derecho más dilatado que el izquierdo en la mayor parte de los casos. Esos cambios dan como resultado una mayor frecuencia uri­naria de la embarazada y mayor probabilidad de infección de vías urinarias si no vacia por completo su vejiga con frecuencia. El aumento de la presión sobre la vejiga urinaria por el útero creciente también produce aumento de la frecuencia urinaria. La mayoría de las mujeres expenmenta también cambios en la piel, el cabello y los ojos, por las hormonas del embarazo. El aumento de cabello y el crecimiento de las uñas, así como los cambios de textura, son comunes. También es frecuente que las mujeres presenten una “máscara del emba­razo”, cambio de color pardo y amarillo en la cara (alrededor de los ojos, los carrillos y la nariz). La piel puede oscurecerse alrededor de la areola, la axila y los genitales. También en muchas mujeres se desarrolla una línea oscura de pigmento en la linea media cel abdomen que se llama linea negra.

El embarazo tiene un impacto sobre el aparato circulato­rio de la mujer en varias formas. La mujer tiene en promedio casi 4 a 5 L de sangre disponible como volumen circulante total. El volumen sanguíneo de una embarazada aumenta gradualmente durante la gestación hasta casi 40 a 50 % de incremento total a término. El aumento en la concentración del volumen sanguíneo depende de factores como la talla de la paciente, si tiene un embarazo múltiple y el número de ve­ces que se ha embarazado, y el número de nacidos vivos. Ese aumento del volumen sanguíneo es necesario para cubrir las necesidades metabólicas del feto en desarrollo y la perfusión adecuada de los órganos maternos, en especial el útero y los riñones, y ayuda a compensar la pérdida sanguínea durante el parto. A término, el útero normalmente contiene de 15 a 16% del volumen sanguíneo circulante total de la mujer. Durante el parto vaginal una mujer puede perder hasta 500 mL de sangre (1 000 mL en el caso de una cesárea). El útero, al con­traerse. tiende a derivar sangre de retorno a la circulación materna (autotrarisfusión), lo que así permite conservar la homeostasia circulatoria materna.
Conforme el útero crece y el diafragma se eleva, los órganos internos matemos empiezan a desviarse para hacer espacio. El miocardio se desplaza hacia arriba y a la izquierda con una ligera rotación en su eje longitudinal que hace que la punta del corazón se desvíe hacia afuera (recuerde este punto cuando usted ausculte los ruidos cardiacos S3y S4). Además, la intensidad del sonido cardiaco S1 “lub-dub” aumenta, en tanto el ruido cardiaco S2, en general se mantiene normal. El aumento del gasto cardiaco también puede causar un soplo de flujo sistólico benigno, resultado de la hipertrofia del corazón con dilatación de la válvula tricúspide.
La frecuencia cardiaca de una embarazada aumenta gra­ dualmente durante la gestación en un promedio de 15 a 20 latidos/min para el término. Los cambios del ECG que pue­ den ocurrir durante el embarazo incluyen latidos ectópicos y taquicardia supraventricular, que a menudo se consideran normales. Otros cambios incluyen una leve desviación del eje a la izquierda y en la derivación III,como QRS de bajo voltaje, inversión o aplanamiento de la onda T, o incluso ondas Q ocasionales.
Conforme la gestación avanza, la sensibilidad de una mujer a la posición corporal aumenta. El reposo en posición supina puede causar compresión del útero sobre la vena cava inferior, lo que produce disminución del retomo venoso al corazón. La presión del feto sobre la vena iliaca primitiva crea también ese problema. Con el paso del tiempo, si la opresión no se alivia, el gasto cardiaco disminuye, la tensión arterial desciende y ocurre edema de extremidades pélvicas. Cerca de la semana 12 de gestación la tensión sistólica puede dismi­nuir levemente, pero la diastólica declina por 5 a 10 mm Hg por lo general. La tensión diastólica suele retomar a las cifras pregestacionales normales a las casi 36 semanas de gestación.
Cuando la paciente inicia el trabajo de parto, la posición en la que se encuentra puede también causar estrés al aparato cardiovascular. En muchos países la posición estándar es la de litotomía, en la que la mujer está en decúbito supino (sobre la espalda) con las rodillas separadas ampliamente sobre sus pies en estribos.
La carga de trabajo del corazón aumenta de manera significativa durante la gestación y el trabajo de parto. Para una mujer sana ello no representa complicaciones indebidas; para una con cardipatia u otras formas de afección cardiaca, sin embargo, el mayor trabajo puede causar insuficiencia ventricular o edema pulmonar, que culminan en una insuficiencia cardiaca congestiva. El dolor de las presiones del trabajo de parto puede causar estrés adicional al corazón, con el resultado de un paro cardiaco. 
Durante el embarazo también el aparato respiratorio sufre estrés. El útero empuja el diafragma hacia arriba en la cavidad abdominal con el resultado de un desplazamiento de 4 cm del diafragma. Para compensar este cambio, los bordes costales se aplanan hacia afuera, incrementando el diámetro torácico inferior y por hasta 6 cm la circunferencia torácica total. Esto permite al aparato respiratorio mantener el volu­men intratorácico. Los músculos abdominales tienden a per­der su tono durante el embarazo, lo que hace que la respira­ción sea más diafragmática.
Conforme aumenta la demanda de oxígeno materna, la fisiología respiratoria cambia para ajustarse a su necesidad. La hormona progesterona, que se produce en etapas tempranas del embarazo por el cuerpo amarillo y después por la pla­centa, disminuye el umbral del centro respiratorio bulbar al bióxido de carbono. También actúa sobre los bronquios y los hace dilatarse, y regula la producción de moco, lo que causa un decremento global en la resistencia de las vías respirato­rias. El consumo de oxígeno aumenta en casi 20% y el volumen tidal lo hace gradualmente hasta casi 40 %, debido a los efectos de la progesterona. El aumento en el volumen tidal causa que la ventilación minuto aumente hasta 50% respecto de la cifra pregestacional y que descienda por casi 5 mmHg la PaCo2. Este último cambio se logra por decrcmento del bicarbonato sanguíneo y un ligero aumento en la cifra del pH plasmático, que a su vez afecta el equilibrio acidobásico de la embarazada. La alcalosis respiratoria se equilibra por una acidosis metabólica. Los cambios acidobásicos se vuelven muy notorios durante el trabajo de parto real, pero retornan a lo normal casi 3 semanas posparto (después del parto). La ven­tilación minuto también se afecta por un ligero incremento en la frecuencia respiratoria materna, y por lo general llega a 10 L/min.
Al término, el desplazamiento del diafragma por el útero crecido causa decrcmento en el volumen de reserva espiratoria, la capacidad funcional residual y el volumen residual. El volumen tidal y el volumen de reserva espira­toria aumentan. Cambios estructurales dentro de la mem­brana mucosa respiratoria dan como resultado una mayor vascularidad y edema.

El embarazo aumenta la demanda de carbohidratos, lo que parece basarse en la demanda fetal por glucosa. Debido a que la molécula de la insulina es muy grande para pasar a través de la barrera placentaria, se hace uso de varias hormo­nas para compensar el mayor requerimiento de carbohidra­tos. Las mujeres predispuestas a la diabetes pueden presentar la forma química del padecimiento durante el embarazo pero retornan al metabolismo normal de los carbohidratos después del parto. Durante el embarazo el páncreas secreta insulina en mayores cantidades y a una velocidad más alta, en tanto la sensibilidad celular a la hormona declina. La mayor producción de insulina es resultado de cifras aumen­tadas de cortisol libre y progesterona. Los estrógenos tienen el efecto de obstaculizar la acción de la insulina, en tanto la progesterona disminuye la utilización de la hormona por las células. El efecto neto es poner glucosa a la disposición del feto con una mayor producción de energía a partir de grasa. En una mujer sana estos sistemas funcionan para un equili­brio muy fino de mantenimiento de la homeostasia. En las mujeres con obesidad o aquellas con diagnóstico de diabetes o predisposición a la enfermedad es mucho más difícil lograr dicho equilibrio.

EVALUACIÓN DE LA PACIENTE.
Se usa terminología especial cuando de hace referencia a una paciente embarazada. Como se menciono, GESTA se refiere al numero de veces que una mujer ha estado embarazada, independientemente del resultado (aborto, perdida gestacional y nacido vivo). Por PARIR se hace referencia al nacimineto de un lactante vivo. Los siguientes son algunos de los términos obstétricos de uso más frecuentes: 
·      Primigesta. Una mujer embarazada por primera vez.
·      Primipara. Una mujer que solo ha tenido un parto.
·      Multigesta. Una mujer que ha tenido dos o mas embrazos, independientemente de su resultado.
·      Multipara. Una mujer que ha tenido dos o más partos. Aquella que ha tenido más de cinco partos se conoce como “gran multipara”.
·      Nulipara. Aquella mujer que nunca ha parido.

EVALUACIÓN PRIMARIA.
La evaluación primaria es la misma que con cualquier otro paciente, desde la vias respiratorias, respiración y circulación
La impresión generales una buena evaluación desde cerca que debe decirle si la pciente está en trabajo departo activo o si cuenta usted con tiempo para valorar el parto inminente y abrdar otras posibles amenazas para la vida. Haga un repaso rapido de la paciente para detectar si hay problemas de vías aereas, ventilación o circulación. Ña molestia prncipal pude ser ¡ya viene el bebé!. Invierta 1 min para confirmar si el feto naerá en los siguientes instantes o, de nuevo , si tiene tiempo para continuar evaluando la situación. Cuando el traumatismo u otro problema médico, como el sangrado vaginal o las convulsiones con al manifestación de la presentación, evaluelas en primer término y después determine el impacto de esos problemas sobre el feto.

EVALUACIÓN SECUNDARIA.
Su exploració física debe basarse en la molestia principal de la paciente. No importa cual sea la molestia prncipal, la exploración de todo el cuerpo debe incluir los ruidos cardiacos fetales y su frecuencia. Medante la palpación del abdomen usted puede calcular a groso modo la posición del feto. Pregunte a la paciente cuando fue la última vez que percibio que se movio el bebé o si ha habido algun cambio en cuanto a la cantidad de sus movimientos. Preste atención extrema a los signos vitales de ambospacientes, la mujer y el feto. Si la pacienye dice que ha endo dolor abdominal, pidale describirlo; esa información le ayudara a determinar si esta presentando contracciones.
Inspeccione la región vaginal en cuanto a coronación o sangrado o secreción vaginales. La coronación índica que usted necesita atender el parto en el escenario. Si no hay coro­nación, pregunte a la mujer qué tan espaciadas son sus con­tracciones y después cronométrelas. Pregunte a la paciente si se rompió la fuente y en caso afirmativo, ¿desde hace cuánto? Las embarazadas por primera vez por lo general requieren más tiempo para presentar el parto.
Si usted observa sangrado o secreción, determine cuándo empezó y revise el abdomen en busca de hipersensibilidad y rigidez. El abdomen normal no es de consistencia dura durante el embarazo. La evaluación seriada de los signos vita­ les le dirá si el feto presenta sufrimiento o si la mujer tiene alguna alteración.
Si ya se rompió la fuente, pregunte a la mujer en cuanto al color del líquido y si tenia algún olor. Si es pardo o negro o tiene un olor intenso, puede ser índice de tinción por meconio.
El meconio puede ser aspirado hacia los pulmones fetales con el resultado de una infección que potencialmente pone en riesgo la vida.
Algunas mujeres pueden experimentar contracciones de Braxton Hicks o contracciones uterinas intermitentes, que quizá se presenten cada 10 o 20 min. Por lo general observadas en el tercer trimestre del embarazo, constituyen un proceso también conocido como falso trabajo de parto. Debido a que usted no tiene forma de decir en el escena­rio si las contracciones de la paciente son por una pérdida gestacional u otra complicación del embarazo, es necesario transportarla.

PARTO INMINENTE.
Si el parto es inminente usted no tendra toempo de una exploración fisica amplia, pero debe intentar hacer lo siguiente:
·      Evalue los signos vitales de la mujer. Si su tensión arterial está elevada o sus manos y cara se muestran abotagados, estudie los reflejos nerviosos profundos en las rodillas (“reflejos rotulianos") en cuanto a hiperactividad. Cualquiera de estos signos, aumento de la tensión arterial, edema facial o hiperactividad de los reflejos, sugiere fuertemente que la mujer presenta preeclampsia y usted debe estar preparado para tratar las convulsiones antes, durante o después del parto.
·      Trate de calcular la edad gestacional. Palpe el abdo­ men para calcular la altura del útero. Si la parte alta del útero (fondo) es palpable apenas arriba de la sínfisis del pubis, la edad gestacional es de 12 a 16 semanas: si el fondo es palpable a nivel del ombligo, la edad gestacional es de 22 semanas; si el fondo alcanza el apéndice xifoides, el feto está cerca del término o ya lo alcanzó.
·      Escuche los ruidos cardiacos fetales. Cualquier fre­cuencia menor de 120 latidos por minuto sugiere sufrimiento fetal. Para determinar la frecuencia car­diaca fetal escuche con la campana del estetoscopio sobre el abdomen de una embarazada en la posición de las 4 de la esfera, casi 5 cm por arriba del ombligo. Usted puede requerir desplazar el estetoscopio alre­ dedor del abdomen hasta poder oír los ruidos cardia­cos fetales. Palpe el pulso materno al mismo tiempo que cuenta la frecuencia cardiaca fetal. Si esta última es idéntica a la frecuencia del pulso materno, usted probablemente esté escuchando un eco del latido cardiaco materno y no el corazón fetal, de modo que debe cambiar de posición el estetoscopio e intentarlo de nuevo.

Si los antecedentes y la exploración física indican que se cuenta con bastante tiempo para llegar al hospital coloque a la mujer en decúbito lateral, retire cualquier ropa interior, que pudiese obstruir el nacimiento en el caso de que parez­ca que es inminente de manera súbita en camino al hospital en ese transporte.
Si usted llega a la conclusión de que no hay suficiente tiempo para llegar al hospital, prepárese para ayudar al naci­miento del feto er el escenario. En un lugar muy concurrido o público, trate de encontrar una zona de máxima privacidad y limpieza donde trabajar. En la casa de la paciente, distribuya a los observadores, nerviosos, de manera tal que los mantenga ocupados, preferentemente en otro sitio.

REVALORACIÓN.
La exploración en proceso debe incluir una valoración seriada de los signos vitales de la mujer, asi como de los rui­ dos cardiacos fetales y la frecuencia cardiaca de la madre. También, cronometre las contracciones y haga una explo­ración de todo el cuerpo materno, para evitar pasar por alto otras posibles lesiones y compli­caciones. Revise cualquier intervención y transporte de la paciente a las instalaciones apropiadas.

FISIOPATOLOGIA, EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO DE LAS COMPLICACIONES RELACIONADAS CON EL EMBARAZO.
Varios trastornos médicos y situaciones pueden afectar de maera adversa la salud de la mujer y el feto en desarrollo. El embarazo tiene la tendencia de agravar trastornos médicos previos y dar origen a otros nuevos.

Abuso de sustancias. Cuando una embarazada es drogadicta, los fármacos ilícitos que usa pasan a través de la barrera placentaria e ingresan a la circulación fetal. El feto puede entonces desarrollar defec­ tos al nacimiento y también adicción. Cuando usted atiende al bebé de una mujer con antecedentes de abuso de fárma­ cos, esté al tanto de que el recién nacido puede presentar signos de privación, por ejemplo, depresión respiratoria, bradicardia. taquicardia, convulsiones y paro cardiaco. El tratamiento debe circundar al soporte cardiorrespiratorio.

Sindrome de hipotensión supina. Cuando el útero gestante comprime la vena cava inferior, el retorno sanguíneo venoso al corazón disminuye o, en algunos casos, se obstruye. Este problema puede ocurrir principalmente cuando una embarazada está en posición supina, pero también puede presentarse cuando la mujer está sentada. El trastorno suele ocurrir en el tercer trimestre, cuando el útero está en su máxima dimensión y la movili­dad de la paciente se altera de manera significativa. Tam­bién ocurre más a menudo en mujeres con venas varicosas. La mujer tiene más susceptibilidad a este síndrome durante el trabajo de parto, pero puede también experimentar difi­cultades durante el sueño, en particular si se acuesta boca arriba. Si no se corrige, el síndrome de hipotensión supina puede causar hipotensión materna significativa y potencialmente llevar al sufrimiento fetal, porque la hipotensión materna se traduce en una hipoperfusión placentaria. En general, se requieren de 3 a 7 min de compresión antes de que haya signos y síntomas manifiestos. Náusea, mareo, taquicardia y claustrofobia son signos tempranos que avan­ zan hacia la dificultad respiratoria y el síncope. Los factores precipitantes incluyen la hipovolemia, ya sea por pérdida sanguínea o deshidratación.
El tratamiento incluye el colocar a la paciente en decú­bito lateral izquierdo, y contrarrestar la causa subyacente. Además, usted debe vigilar la tensión arterial y otros signos vitales y obtener un ECG.

Tarstornos cardiacos. Las cardiopatias son una preocupación importante cuando usted atiende a una embarazada. En la obtención del inte­rrogatorio médico, indague la naturaleza y el tratamiento de cualquier trastorno cardiaco. ¿Qué medicamentos cardia­cos ha estado tomando la paciente? ¿Se le ha diagnosticado antes una arritmia o soplos cardiacos? ¿Tiene antecedente de fiebre reumática? O. ¿nació con un defecto cardiaco congénito? Tales defectos pueden ser benignos bajo con­ diciones normales, pero el estrés agregado del embarazo pudiese crear problemas importantes. ¿Ha experimentado la paciente alguna crisis de mareo, somnolencia o síncope, durante el embarazo? Tales episodios pueden ser índice de arritmias que pueden tornarse criticas durante el estrés del trabajo de parto.

Trastornos hipertensivos. Una causa importante de mortalidad y morbilidad en las embarazadas es la hipertensión La tensión arterial en general es menor durante el periodo gestacional que antes del embarazo, pero las mujeres hipertensas o en limites del trastorno pueden presentar hipertensión exacerbada por el embarazo. La hipertensión crónica es la tensión arterial equivalente o mayor a 140/90 mm Hg que ya está antes del embarazo, se presenta antes de la semana 20 de la gestación o continúa durante el puerperio. Las presiones diastólicas mayores de 110 mm Hg ubican a la paciente en una categoría de mayor riesgo de sufrir un evento vascular cerebral y otros procesos cardiovasculares.
La hipertensión inducida por el embarazo se presenta después de la semana 20 de gestación en las mujeres con ten­sión arterial normal previa, y se resuelve espontáneamente en el periodo posparto. Es experimentada más a menudo por mujeres con obesidad o intolerancia de la glucosa. La hiper­tensión inducida por el embarazo puede ser un signo tem­prano de preeciampsia.
Ocurre preeciampsia en casi 8% de los embarazos y junto con otros trastornos hipertensivos. Las mujeres menores de 20 años que experimentan su primer embarazo tienen el riesgo máximo, seguidas por las de edad materna avanzada, antecedente de embarazos múltiples y fac­tores de riesgo de hipertensión crónica, como la enfermedad renal y la diabetes. El trastorno se presenta después de la semana 20 del emba­razo con el inicio de una triada de manifestaciones: edema, por lo general de cara, tobillos y manos, inicio gradual de hipertensión y proteinuria. Otros síntomas incluyen cefalea intensa, náusea y vómito, agitación, aumento rápido de peso y trastornos visuales. La hipertensión crónica puede retar­dar el crecimiento y el desarrollo del feto, alterar la función hepática y renal, causar edema pulmonar o avanzar hasta un proceso de aparición de convulsiones de tipo gran mal, que pone en riesgo la vida. Ocurre eclampsia cuando la paciente experimenta una convulsión como resultado de la hiperten­sión grave. Otros factores de riesgo que pueden acompañar a la preeciampsia incluyen insuficiencia hepática o renal, hemorragia cerebral, desprendimiento prematuro de placenta normoinserta y el síndrome de HELLP (hemolisis, elevación de enzimas hepáticas, bajo conteo de plaquetas o plaquetopenia), cuya presencia requiere el nacimiento inmediato del feto 4 para salvar la vida de la mujer. Una tensión arterial sistólica
que rebasa 160 a 180 mm Hg y una diastólica que supera los
105 mm Hg en presencia de estos otros factores puede reque­rir la administración de medicamentos antihipertensivos de urgencia, como el labetalol, o hidralacina. La preeciampsia normalmente se resuelve con el nacimiento del bebé, pero puede persistir en el puerperio.

Convulsiones. Cuando ocurre una convulsión durante el embarazo, invo­lucra a dos pacientes, la embarazada y su hijo. Las convul­siones pueden ser producto de hipertensión, toxemia, preeclampsia o un trastorno convulsivo previo. El tratamiento de una embarazada es en especial difícil porque el diacepam. y el fenobarbital, los fármacos de uso frecuente para tratar las convulsiones, pueden cruzar la barrera placentaria y causar sufrimiento fetal. En las embarazadas el tratamiento reco­mendado es con sulfato de magnesio, en especial en aquéllas con eclampsia; además, se requiere oxígeno complementario bajo flujo alto para estas pacientes a fin de contrarrestar la hipoxia que ocurre durante las convulsiones. Las potenciales complicaciones en este caso pueden incluir desprendimiento prematuro de placenta normoinserta, hemorragia, coagula­ción intravascular diseminada y la muerte.

Diabetes. La diabetes mellitus gestacional (DMG) es la incapacidad de procesar los carbohidratos durante el embarazo. La mayor producción materna de insulina puede llevar a un desequi­librio entre el aporte de esta última y su producción de glucosa. La paciente puede ser asintomática o mostrar los mismos signos observados en aquéllas con diabetes melli­tus: poliuria, polidipsia y polifagia. El tratamiento consta de control por dieta y medicamentos hipoglucemiantes orales. Puesto que la DMG puede ocurrir en etapas tempranas del embarazo, se recomienda que las pacientes sean objeto de una prueba de glucosa en ayuno como parte del esquema sistemático de análisis prenatales.
La diabetes puede verse afectada notoriamente por el embarazo. Puesto que las hormonas gestacionales alteran el mecanismo de regulación de la insulina, las pacientes con diabetes pueden experimentar cifras de glucosa san­ guínea ampliamente fluctuantes que se manifiestan por crisis de hiperglucemia o hipoglucemia. Por desgracia, los agentes hipoglucemiantes orales pueden atravesar la barrera placentaria y afectar al feto, por lo que las pacien­tes con diabetes insulinodependiente quizá tengan que ajustar su dosis diaria de insulina durante el embarazo.
El tratamiento prehospitalario incluirá oxígeno a flujo alto, soluciones IV y la administración de solución glucosada al 50%, si esta indicada por una lectura baja de glucosa en sangre. Las pacientes con hiperglucemia deben recibir oxígeno y soluciones IV, de acuerdo con el protocolo local.

Trastornos respiratorios. Una de las manifestaciones frecuentes de las embarazadas es la dificultad respiratoria o disnea general. Esto a menudo sse precipita por cambios anatómicos relacionados con las hormonas en el aparato respiratorio y en general solo es de preocupación y malestar menores paara la paciente.
El asma es uno de los trastornos más frecuentes que pueden complicar el embarazo. Se puede agravar como enfermedad previa, o presentarse por los efectos del estrés o los irritantes respiratorios sobre un aparato respiratorio antes sensibilizado. Los ataques de asma aguda dejan a la mujer y al feto vulnerables a la hipoxia progresiva. Las complicacio­nes maternas de un ataque de asma pueden incluir trabajo de parto prematuro, preeclampsia, insuficiencia respiratoria, hemorragia vaginal o eclampsia. Las complicaciones fetales pueden incluir parto prematuro, bajo peso al nacer, retardo del crecimienio y muy posiblemente, la muerte fetal.
La neumonía es en muchos casos una de las pnncipales causas indirectas de muerte materna. Esta enfermedad del aparato respiratorio y los pulmones causa inflamación y edema de los alvéolos; puede ser secundaria a infección micótica, viral o bacteriana, infestación parasitaria; o una lesión traumática o química de los pulmones (p. ej. aspiración de vómito). La neumonía puede ser especialmente lesiva durante el embarazo, porque la embarazada ya presenta depresión del sistema inmunitario.
 Hiperémesis gravidica. La hiperémesis gravidica es un trastorno manifiesto por náusea y vómito persistente durante el embarazo. Casi todas las mujeres experimentan la molesta, aunque normal, “náu­sea matutina", en especial en las primeras semanas de ges­tación. El vómito prolongado lleva a la deshidratación y desnutrición, que tienen efectos negativos sobre la mujer y el feto. Se desconoce la causa exacta del tras­torno. pero se sospecha de cifras hormonales aumentadas (en especial estrógenos y gonadotropina coriónica humana). El estrés y los cambios en el aparato gastrointestinal. La hiperémesis gravidica es de frecuencia máxima en los pri­meros embarazos, ante gestaciones múltiples y en mujeres con obesidad. Los síntomas incluyen vómito intenso y per­sistente de más de 3 a 4 veces al día. El vómito suele ser en proyectil y en general constituido por bilis y posiblemente sangre. También pueden observarse náusea intensa, palidez y posiblemente ictericia. El tratamiento prehospitalario de la hiperémesis gravidica incluye los siguientes pasos:
1.     Provisión de oxígeno complementario al 100% por medio de una mascarilla unidireccional.
2.     Inicio de una línea IV con una solución salina y administración de 250 mL de líquidos al principio.
3.     Si los protocolos lo permiten, suministre 10 a 50 mg IV o IM profunda de difenhidramina.
4.     Verificación de la cifra de glucosa sanguinea.
5.     Verificación de signos vitales ortostáticos y obtención de un ECG.
6.     Transporte de la paciente. Los casos graves finalmente requeriran hospitalzación.

Trastornos renales. Conforme le mebarazo progresa, los riñones de una mujer aumentan de longitud de 1 a 1.5 cm y los úreteres se prolongan, ensanchan y encorvan. Aunque estos cambios aumentan la capacidad de los uréteres, también pueden lle­ var a la estasis urinaria, con el resultado de infecciones de vías urinarias. Éstas pueden ser leves, pero también avanzar a estados que dan como resultado un bajo peso del feto al nacer y retardo de su desarrollo, trabajo de parto prematuro e incluso la muerte fetal intrauterina.
La presión sobre la vejiga conforme el útero crece tam­bién debe producir un aumento de la frecuencia urinaria. La tasa del flujo plasmático renal aumenta por hasta 25 a 50% y la tasa de filtración glomerular lo hace por 50%. Las pacien­tes con enfermedad renal previa posiblemente experimenten mejoría de los problemas vinculados y aquéllas sin diagnós­tico de enfermedad renal pueden experimentar disfunción o insuficiencia renales por trastornos hipertensivos o de hiperé­mesis gravidica agregados.

Sensibilización Rh. El factor Rh es una proteína que se encuentra en los eritrocitos, de casi todas las personas. Cuando estáausente, se dice que la persona es Rh negativo. Si una mujer Rh negativo es embarazada por un hombre que porta el factor Rh positivo y el feto hereda la sangre fetal puede pasar a la circulación materna y producir la sintesis correspondiente de anticuerpos (isoinmunización) contra el factor Rh que por lo general no es un problema en el primer embarazo, pero en los subsiguientes los anticuerpos cruzan la barrera placentaria para atacar a los eritrocitos fetales que la mujer identifica como proteínas extrañas. Ese ataque puede dar como resultado la muerte del feto o causarle enfermedad hemolitica (eritroblastosis fetal). Los recién nacidos con enfermedad hemolitica pueden presentar ictericia, anemia y hepatomegalia.

Infecciones.  Las infecciones virales y parasitarias durante el embarazo pueden causar problemas significativos para la embarazada y el feto. Las infecciones en etapas tempranas del embarazo pueden afectar la formación de órganos, aparatos y sistemas del feto; en etapas más avanzadas pueden causar alteración neurológica, trastornos del crecimiento, asi como cardiacos y respiratorios. Las infecciones más frecuentemente encon­tradas incluyen aquéllas por virus varicela zoster. parvovirus BI9 humanos (quinta enfermedad), toxoplasmosis y citomegalovirosis.

Infecciones de las vías urinarias. Los estreptococos del grupo B, constituyen la prin­cipal causa de infecciones que ponen en nesgo la vida de los recién nacidos y. sin embargo, sigue siendo uno de los trastornos para los que las embarazadas no se estudian de manera sistemática. Esta infección es causada por Strepto- coccus agalactiac, una bacteria que vive en el aparato uri­ nario de las personas sanas, en general, sin causar efectos lesivos. Durante el embarazo la bacteria puede proliferar y causar una infección de vías urinarias, del útero y un óbito fetal Si la infección se transmite al recién nacido puede causar problemas respiratorios, neumonía, choque séptico y meningitis. La enfermedad del laclante se manifiesta los primeros siete días que siguen al nacimiento, pero puede ocurrir también varios meses después.

Infeccion por virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).  Las embarazadas pueden infectar a su feto durante el embarazo, en el parto o el amamantamiento. Muchas de ellas cursan asintomáticas y no saben que están infectadas por VIH.
Hay medicamentos que una mujer VIH positivo puede lomar para controlar la infección. Si se conoce el estado de la embarazada respecto de VIH. esos medicamentos pueden disminuir significativamente la posibilidad de transmisión de la infección al laclante. Se instruye a las mujeres infectadas con VIH para no amamantar a su recién nacido.

Infecciones de transmisión sexual.
Vaginosis bacteriana. La vaginosis haetcriana es uno de los trastornos más frecuentes que afectan a las mujeres. En esta infección, las bacterias normales de la vagina son sus­tituidas por otras formas de microorganismos con sobreproliferación. Los síntomas pueden incluir prurito, ardor o dolor, y acompañarse de una secreción con olor fétido (a pescado). Sin tratamiento, la vaginosis bacteriana puede lle­var al parto prematuro o el bajo peso del bebé al nacer y causar enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) a la mujer. Se trata con un antibiótico llamado metronidazol, que cuando la paciente consume alcohol al mismo tiempo, produce náusea y vómito intensos.

Candidosis. Las infecciones vaginales son frecuentes en el embarazo y la candidosis o algodoncillo puede presentarse después de actividad sexual con alguien que también está infectado. Con frecuencia máxima se conoce como infección por levaduras y se presenta en mujeres con y sin embarazo, aunque parece ser más frecuente durante la gestación por los cambios químicos de la vagina (aumento de glucógeno que facilita la proliferación bacteriana). Los factores de riesgo incluyen diabetes mal controlada y su forma gestacional. el uso de antibióticos, el uso de ropa muy estre­cha (aumenta el calor y disminuye el flujo de aire) y otras actividades tan insignificantes, como el baño de burbujas, que pueden causar una irritación que lleva a la infección.
El tratamiento implica el uso de cremas que se obtienen por prescripción y medicamentos de venta libre. El feto no se afectará por esta infección mientras esté en el útero. Hay posibilidad de que el laclante sufra algodoncillo en la boca después del nacimiento si la infección está activa durante el parto vaginal o la mujer amamanta.

Clamidiasis. La clamidiasis es una infección de transmisión sexual (ITS) frecuente. Los síntomas suelen ser leves o ausen­ tes, aunque algunas mujeres manifiestan dolor abdominal bajo, dolor dorsal bajo, náusea, fiebre, coito doloroso y sangrado entre los periodos menstruales. Una infección del cuello uterino por clamidias puede diseminarse al recto y causar dolor, secreción y sangrado rectales. Sin tratamiento, la enfermedad puede avanzar hasta la enfermedad pélvica inflamatoria (EPI).

Gonorrea. La gonorrea es una infección bacteriana con proliferación rápida en las zonas húmedas y calientes del aparato reproductor, que incluyen el cuello uterino, el útero y las trompas de Falopio en las mujeres y la uretra en los hombres. La bacteria también puede proliferar en la boca, la garganta,los ojos el ano. Los síntomas,que en general son más intensos en los hombres que en las mujeres, aparecen aproximadamente de 2 a 10 días después de la exposición. Las mujeres pueden estar infectadas por gonorrea durante meses, pero cursan asintomáticas hasta que la infección se disemina a otras partes del aparato reproductor Los sínto­mas cuando se presentan, son de disuria, con ardor y pru­rito vinculados, una secreción vaginal amarilla a sanguino­lenta (puede tener olor fétido) y sangrado vinculado con el coito. Las infecciones más graves pueden presentarse con cólicos y dolor abdominal, náusea y vómito, y sangrado intermenstrual. Las infecciones rectales por lo general se presentan con secreción y prurito anales, más defecaciones dolorosas ocasionales con manchas de sangre en las heces.

Virus del papiloma humano (VPH). Las verrugas genitales son causadas por virus de papiloma humano (VPH), del que hay más de 100 tipos (en su mayor parte inocuos), con casi 30 que pueden diseminarse por contacto sexual. El VPH causa la ITS más frecuente, con millones de nuevos casos que se comunican cada año. Algunas personas infectadas no presentan síntomas. En otras, ocurren crecimientos múlti­ples en las zonas genitales. Se ha identificado al VPH como agente causal de cánceres cervicouterinos, vulvares y anales. En las embarazadas, las verrugas pueden desarrollarse hasta alcanzar un tamaño suficientemente grande como para afec­tar la micción u obstruir el conducto del parto. Si se expulsa hacia el virus al feto, el recién nacido puede sufrir papilomatosis laringal (verrugas en la garganta que bloquean la via aérea), un trastorno que potencialmente pone en riesgo la vida.

Sifilis. La sífilis presenta tres etapas: primaria, secundaria y tardía. La transmisión ocu­rre por contacto directo con úlceras abiertas, que pueden surgir en cualquier parte del cuerpo, pero tienden a presen­tarse en los genitales, el ano, el recto o la boca. Una persona con sífilis puede mantenerse asintomática durante años, sin percatarse de que las úlceras son manifestaciones de una enfermedad.
La etapa pnmaria de la sífilis suele manifestarse por la aparición de una sola úlcera, aunque en algunas perso­ nas ocurran múltiples. La úlcera por lo general es indolora, pequeña, firme y redonda. Suele desaparecer después de 3 a 6 semanas, lo que marca la segunda etapa de la enfennedad.
La etapa secundaria de la sífilis se caracteriza por la apa­rición de lesiones en las membranas mucosas y un exantema, que es característico se manifieste en las palmas de las manos o las plantas de los pies, con manchas ásperas rojas o pardo rojizas. Alternativamente, pueden ser apenas discernibles o simular exantemas por otras enfermedades. La erupción, por lo general, no produce prurito. Los síntomas de la sífilis secundaria pueden incluir fiebre, inflamación de ganglios lin­fáticos, faringitis, pérdida de cabello en parches, cefalea, dis­ minución de peso, dolores musculares y fatiga. Los síntomas se resuelven sin tratamiento. La etapa secundaria, cuando no se trata, invariablemente lleva a la sífilis de etapa tardía.
En la última etapa la sífilis no presenta signos o sínto­mas. pero ocurre daño interno si ataca al cerebro, los nervios, los ojos, el corazón, los vasos sanguíneos, el hígado, los hue­sos y las articulaciones. Son posibles las parálisis, entumeci­miento, demencia, ceguera gradual y dificultad para coordi­nar los movimientos musculares, y puede causar la muerte. Las embarazadas con sífilis pueden tener óbitos fetales, bebés que nacen ciegos o con retraso del desarrollo, y aquellos que mueren poco después de nacer.

Tricomoniasis. Esta es causada por un parásito unicelular que se transmite por contacto sexual, donde la vagina es el sitio de infección más frecuente. La persona infectada puede cursar asintomática o quizás experi­mente signos y síntomas que incluyen una secreción vaginal amarillo-verdosa, con espuma y un olor intenso. La infec­ción también puede causar irritación o prurito en la región genital femenina, molestias durante el coito, disuria y dolor abdominal bajo. Cuando se presentan, los síntomas suelen aparecer en las mujeres de 5 a 28 días después de la exposición Si la embarazada no se trata de este trastorno tiene una mayor probabilidad de un recién nacido con bajo peso al nacer o un parto prematuro, así como una mayor suscep­tibilidad a la infección por VIH.

Sondrome de TORCH. Las siglas TORCH se refiere a toxoplasmosis, otros agentes, rubeola, citomagalovirus y hermpes simple. Este sindrome se refier a infecciones que ocurren en los recién nacidos como resultado del paso de microorganismos a través de la placenta de la mujer al feto. Si bien la madre tal vez no presente sintomas, los recien nacidos muestran manifestaciones similares, independientemente de cual de las cinco infecciones sufran.

 Toxoplasmosis. Es una infección causada por un parásito que las embarazadas pueden adquirir por manejo o ingestión de alimentos contaminados, o exposi­ ción a los lechos de gato (el gato ingiere alimentos conta­minados y después expulsa heces infectadas). Dependiendo de cuándo se presente la infección, en etapas tempranas o tardías del embarazo, hay probabilidad de que el feto se infecte. Las personas con esta infección pueden no presen­tar signos o síntomas, y no saben que la padecen. Algunas mujeres pueden pedir al médico la realización de una prueba sanguínea para detectar el trastorno si presentan factores de riesgo. Se ha calculado que sólo 50% de las embarazadas infec­tadas trasmitirá la infección al feto. Si la embarazada se infecta en etapas tempranas de la gestación, hay una menor posibi­lidad de diseminación al feto, aunque los signos y síntomas suelen ser más graves para éste cuando la transmisión ocurre en etapas tempranas del embarazo.
Los recién nacidos por lo general no muestran signo alguno de la infección, pero pueden presentar minusvalías de aprendizaje, visuales y auditivas, conforme crecen.

Rubéola. La rubéola o “sarampión alemán” , es una infec­ción viral que algunas mujeres presentan durante el emba­razo si no son inmunes. Las infecciones que ocurren en etapas tempranas de la gestación, antes de las 20 semanas, conllevan una posibilidad significativa de causar trastornos del desarrollo fetal, dependiendo su estado de avance en el momento de la infección. La infección por rubéola después de las 20 semanas rara vez causa esos trastornos. Los efectos adversos sobre el feto en desarrollo pueden dar como resul­tado que el lactante nazca ciego o sordo, y hay posibilidad de anomalías cardiacas y respiratorias significativas.

Citomegalovirus. Son miem­bros de la familia de virus del herpes. Esta frecuente infec­ción viral no tiene curación conocida y el virus puede per­manecer latente en el cuerpo durante años. En sus etapas activas, los CMV pueden producir sínto­mas que incluyen fiebre alta prolongada, calosfríos, cefalea, malestar general, fatiga extrema y crecimiento del bazo. Las embarazadas están dentro de las personas en mayor riesgo de presentar una infección activa y las complicaciones más graves. Los recién nacidos que adquieren el CMV son sus­ ceptibles a problemas pulmonares, linfáticos, glandulares, exantemas, y poco aumento de peso.

Herpes. El herpes genital es una infeccion de los genitales, las nalgas y la región anal, cuasada por virus del herpes simple de subtipos 1 o 2. El tipo más frecuente es el 1, que infecta la boca y los abios y causa herpes labial. Puede también haber úlceras genitales. La infección por el tipo 2 la más grave, puede afectar también a boca, pero se conoce más a menudo como causa prirmaria del herpes genital. La infección por herpes genital es más prevalente en las mujeres.
En una infección activa por herpes, los síntomas en gene­ral aparecen en las 2 semanas que siguen a la primoinfección y pueden durar varias semanas. Los síntomas incluyen hor­migueo o úlceras cerca de la zona donde ingresó el virus al cuerpo, como en la región genital o rectal, las nalgas o los muslos, y en otras partes donde el virus haya entrado a tra­vés de una piel con pérdida de continuidad. En las mujeres pueden localizarse dentro de la vagina, en el cuello uterino o en las vías urinarias. Otros síntomas que pueden acompañar al primer brote y posiblemente a los subsiguientes incluyen fiebre, dolor muscular y de otros tipos, cefalea, disuria, secre­ción vaginal y ganglios aumentados de volumen en la región inguinal.

FISIOPATOLOGÍA, EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO DEL SANGRADO RELACIONADO CON EL EMBARAZO.
FISIOPATOLOGÍA.
Aborto. Se define al aborto como la expulsión del feto por cualquier causa antes de la semana 20 de gestación (en algunas fuen­tes se considera como aborto la pérdida gestacional hasta la semana 28 de la gestación). Casi todos los abortos ocu­rren en el primer trimestre, antes de que la placenta esté por completo madura.
A grandes rasgos, los abortos se pueden clasificar como espontáneos o electivos (inducidos). A borto espontáneo (pérdida gestacional) es el que ocurre de forma natural en
1 de cada 5 embarazos. Las causas pueden incluir enferme­dad aguda o crónica de la embarazada, exposición materna a sustancias toxicas (fármacos ilícitos), anomalías del feto o una inserción anormal de la placenta. En muchos casos no se puede encontrar la causa de un aborto espontáneo.
Un aborto electivo ocurre de manera intencional. Cuando hace el interrogatorio médico, que incluye los ante­cedentes de abortos, usted debe ser desapasionado y profe­sional acerca de sus propias convicciones. Puede atender a una paciente que experimenta complicaciones después de un aborto electivo, como sangrado o infección vaginal, por la retención de partes del feto dentro del útero. También puede atender a una paciente “automedicada" en un intento por inducir un abono y que se encuentra experimentando los efectos tóxicos del remedio de fototerapia, asi como una ame­naza de aborto o un aborto en evolución. Los preparados de herbolaria actúan al hacer al útero y la corriente sanguínea muy tóxicos para la supervivencia del feto, pero a su vez pue­den ser muy tóxicos para la supervivencia de la mujer.
Algunas mujeres experimentan pérdidas gestacionales recurrentes o abortos habituales que se definen como la presencia de tres o más embarazos consecutivos que termi­nan en una pérdida gestacional. El aborto habitual se observa en menos de 1% de las pacientes.
Una amenaza de aborto es aquella en la que es proba­ble que ocurra una pérdida gestacional. En general se carac­teriza por la presencia de sangrado vaginal durante la primera mitad ele la gestación, por lo general en el primer trimestre. La paciente puede presentarse con malestar abdominal o cólico de tipo menstrual. Rara vez hay dolor intenso como mani­festación de presentación, porque las contracciones uterinas no son rítmicas. El cuello del útero se mantiene cerrado. Una amenaza de aborto puede avanzar hasta un aborto incom­pleto, o tal vez ceder y permitir que el embarazo llegue a término. El tratamiento de una amenaza de abono suele ser reposo completo en cama, a menudo en un ambiente hospi­talario, de manera que se pueda vigilar el estado de la mujer.
Un aborto inminente es un abono espontáneo que no se puede prevenir. La paciente por lo general acude con dolor abdominal intenso causado por fuertes contracciones uteri­nas. Se encontrará hemorragia vaginal, a menudo masiva, así como dilatación del cuello uterino porque el útero se prepara para expulsar los productos de la concepción. Cuando usted atiende a una mujer que está experimentando un aborto espontáneo, sus metas son mantener la tensión arterial y pre­ venir la hipovolemia. El tratamiento consiste en establecer una vía de ingreso IV y suministrar solución salina normal para mantener la tensión arterial, oxigeno complementario al 100% a través de una mascarilla unidireccional a 15 L/min, la obtención de un ECG y provisión de apoyo emocional y un transpone rápido. Esté alerta ante signos de choque.
Ocurre un aborto incompleto cuando se expulsa parte de los productos de concepción, pero algunos permane­cen dentro del útero. Debido a que el cuello uterino se ha dilatado para expul­ sar al feto, habrá sangrado vaginal que puede ser ligero o proluso pero continuo. Esté alerta ante signos y síntomas de choque e inicie la administración de solución salina IV.
El retiro suave de los tejidos que protruyen puede prevenir o aliviar los signos de choque. Usted con frecuen­cia máxima se encontrará con la paciente en el baño que
intentaba una evacuación intestinal con el feto dentro de la taza, adherido al cordón umbilical que cuelga de la vagina. Deberá colectarse suavemente al feto y proveer apoyo emocional a la paciente. El masaje del fondo uterino será de beneficio para estimular el alumbramiento, o expulsión de la placenta. Es necesario colectar todos los productos de la concepción y presentarlos en las instalaciones del hospital receptor. Ha ocu­ rrido un aborto completo cuando se expulsaron ya todos los productos de la concepción.
En el aborto diferido el feto muere antes de las 20 sema­nas de gestación pero se conserva dentro del útero. No hay tratamiento en el campo para un abono diferido, además de proveer transporte y apoyo emocional. El tratamiento hospitalario constará de dilatación y legrado (DYL), donde el cuello uterino se dilatará manualmente y el revestimiento endome- trial se legra y aspira. Usted debe pensar en un abono diferido cuando la paciente acude con el antecedente de amenaza de abono. El cuadro clínico usual será de cese del sangrado vagi­nal, seguido por una disminución de los signos de embarazo, como el crecimiento uterino y mamario. La mujer también puede manifestar haber tenido una secreción vaginal parda probablemente acompañada por un olor fétido. A la explora­ción el útero se percibe como una masa dura en el abdomen, sin poder escuchar ruidos cardiacos fetales.

Sangrado del tercer trimestre.
El aborto contribuye a la mayor parte de los sangrados vaginales que origina una llamada de urgencia. Cualquier desprendimiento del huevo o embrión de la pared uterina causará sangrado. La paciente puede señalar sangrado ligero importante, normalmente acompañado por cólicos. Tam­bién puede informar de la expulsión de tejido o coágulos. El sangrado vaginal es un signo grave en cualquier etapa del embarazo, pero sus complicaciones aumentan conforme lo hace la edad gestacional.
El aborto contribuye a la mayor parte de los sangrados vaginales que origina una llamada de urgencia. Cualquier desprendimiento del huevo o embrión de la pared uterina causará sangrado. La paciente puede señalar sangrado ligero importante, normalmente acompañado por cólicos. Tam­bién puede informar de la expulsión de tejido o coágulos. El sangrado vaginal es un signo grave en cualquier etapa del embarazo, pero sus complicaciones aumentan conforme lo hace la edad gestacional.

Embarazo ectopico.
Es un trastorno que pone en riesgo la vida; en él, un huevo fecundado se implanta en cualquier otro sitio, excepto el útero, por lo general en una de las trom­pas de Falopio. El feto no avanzará hasta el término. Suelen estar presentes tocios los signos y síntomas del embarazo. A usted por lo general se le envía a atender a una paciente con dolor abdominal de gran intensidad (por la rotura eminente de la trompa) y puede estar en choque hipovolémico.

Sangrado y la placenta.
Desprendiminento preamturo de placenta normoincerta. se hace referencia a una separación prematura de una placenta de implantación normal de la pared del útero. Ocurre con frecuencia máxima durante el último trimestre del embarazo, pero puede ocurrir también en el segundo. El desprendimiento prematuro de placenta normoinserta afecta a 1 de cada 100 embarazos que llegan a término. La hipertensión materna es la causa más frecuente de este tipo de desprendimiento (44%). seguida por trau­matismos (p. ej., colisión de vehículos automotores), asaltos, caídas e infecciones. El abuso de fármacos, el uso de alcohol y el tabaquismo son también factores contribuyentes. La inci­dencia es mayor en mujeres multíparas y aquéllas que antes experimenta un desprendimiento prematuri de placenta normoincerta.
La paciente con desprendimiento prematuro de placenta normoinserta por lo general informará de sangrado vaginal con sangre roja brillante, aunque en algunos casos ésta no se expulsa a través del cuello uterino y puede mantenerse sellada dentro del endometrio. De cualquier manera, la mujer experi­mentará el inicio súbito de dolor abdominal intenso y puede manifestar que ya no percibe los movimientos del feto en su interior. La exploración física le revelará signos de choque, a menudo fuera de proporción con el volumen aparente de la sangre perdida. El abdomen estará hipersensible y el útero rígido a la palpación. Los ruidos cardiacos fetales a menudo están ausentes porque el feto que sufre interrupción parcial o completa de su riego sanguíneo posiblemente muera.
Se conoce como placenta precia cuando la placenta se encuentra implantada en un lugar bajo el útero y conforme crece obstruye de manera parcial o completa el conducto del cuello. Este trastorno es la principal causa de san­grado vaginal en el segundo y tercer trimestre del embarazo, y la mayor parte de los problemas ocurre cerca del término, porque el cuello empieza a dilatarse en preparación para el parto. La edad materna y la multiparidad son factores de riesgo. Ocurre placenta previa en casi 5 de cada 1 000 naci­ mientos, con una tasa de 0.03% de mortalidad materna. Las complicaciones incluyen coagulación intravascular diseminada, hemorragía y bajo peso fetal al nacer.
La molestia principal de una mujer con placenta previa suele ser el sangrado vaginal indoloro con pérdida de sangre rojo brillante.

Evaluación y tratamiento.
Cuando la paciente acude con sangrado vaginal como molestia principal, trate de determinar tanto como sea posi­ ble su naturaleza. ¿Cuándo empezó? ¿En qué actividad par­ticipaba la paciente al inicio? ¿Estaba activa o en reposo? ¿Cuánta sangre ha perdido? ¿Está experimentando dolor abdominal? ¿Cuál es el tipo del dolor? ¿Agudo? ¿Cólico? ¿Sordo? Use el esquema OPQRST para precisar la molestia principal de dolor del trabajo de parto. Califique su intensi­dad en una escala del 1 al 10. Durante la exploración física identifique cualquier cambio en los signos vitales ortostáticos pues éstos indican una pérdida sanguínea significa­tiva, que pudiese no concordar con los signos físicos del sangrado, que tal vez sean leves. Busque un signo de Grey Turner o de Cullen positivo, que pudiesen ayudar a correla­cionar la presencia de un sangrado interno.
Usted no necesita identificar la causa subyacente del san­grado para tratarlo. Independientemente de la fuente de la hemorragia, la atención prehospitalaria es la siguiente:
1.     Mantenga a la mujer en decúbito lateral izquierdo.
2.     Administre oxígeno complementario al 100% a 15L/min con una mascarilla unidireccional.
3.     Provea transporte rápido a las instalaciones para su atención definitiva, notificando el estado de la paciente durante el traecto.
4.     Inyecte solición salina normal IV con un catéter de gran calibre a la velocidad necesaria para manetenr la tensión arterial. Puede estar indicado usar una línea IV adicional.
5.     Obtenga un ECG y los signos vitales. No intente revisar a la mujer internamente o empaquetar la vagina con apósitos.
6.     Use los apósitos para traumatismos colocados laxamente sobre la vagina en un intento por detener el flujo de sangre.


Parto normal.
Las embarazadas rara vez llaman al servicio de urgencias, a menos que se encuentren en una circunstancia extraordi­ naria, como el trabajo de parto en un lugar inesperado. Las posibilidades de que ocurran complicaciones aumentan significativamente cuando el parto ocurre fuera del hospital de manera no planeada. Usted por lo general estará trabajando en un ambiente no controlado, no estéril, por lo que es obligatorio tener un buen conocimiento de las complicaciones potenciales y las estrategias para resolverlas.

Etapas del trabajo de parto.
Los signos premonitorios del trabajo de parto que a menudo no se notan incluyen que la mujer empiece a sen­tir alivio de la presión en la pane alta del abdomen (encajamíenlo) y un incremente simultáneo de la presión en su pel­vis conforme el feto empieza a descender hacia el conducto del parto. El tapón de moco, a veces mezclado con sangre (el llamado tapón mucoso) se expulsa del cuello en proceso de dilatación y se escurre a través de la vagina.
Primer periodo del trabajo de parto. Principia con el inicio de contracciones dolorosas del útero, del tipo cólico, que se pueden irradiar hacia la región lumbar. Las contraccio­nes iniciales se presentan en intervalos de 5 a 15 min y sirven para llevar al feto hacia la posición adecuada y preparan al cuello a abrirse para el nacimiento. En la fase latente el cuello empieza a dilatarse y borrarse. Conforme el útero se contrae, su segmento menos muscular asciende sobre la presentación con el resultado del borramiento (adelgazamiento y acortamiento del cuello uterino), el cual se acompaña de la dilata­ ción progresiva del cuello uterino, esto es, la distensión de su abertura hasta que es suficientemente amplia para permitir el paso del feto. La primera etapa del trabajo de parto dura hasta que el cuello esta dilatado por completo, en promedio casi 12 h en una nulípara y hasta 8 h en una multípara. La fase de transición se inicia cuando el cuello está dilatado por completo hasta 10 cm y la mujer quizá sienta urgencia de pujar o tener una evacuación intestinal. Hacia el final de esta primera etapa del trabajo de parto, a menudo se rompe el saco amniótico, con i.na expulsión de liquido que escurre por la vagina.
La segunda etapa del trabajo de parto. Se inicia conforme la cabeza del feto se flexiona y desceinde para ingresar al conducto del parto. El feto debe presentar varios cambios de posición para pasar por el anillo óseo pélvico y por completo a través el conducto del parto. La siguiente variación de posición es la rotación interna, donde la cabeza gira de manera que la cara se dirija al recto de la mujer, y a continuación ocurre la extensión, la cabeza del feto se inclina hacia una posición tal que se puede observar coronando en la abertura vaginal. La cabeza del bebé enton­ces rota hacia el lado original (restitución) para alinearse de nuevo con los hombros. Al final ocurre la rotación externa con el movimiento de los hombros que da lugar a la expul­sión del cuerpo del feto.
Las contracciones de la mujer en esta etapa son más intensas y frecue ites, y se presentan a intervalos de 2 a 3 min.
El terecer periodo del trabajo de parto. Es aquel que implica la sepración de laplacenta de la pared uterina (alumbramiento). Dura desde el nacimiento del recien nacido hasta que laplacenta está expulsada por completo y el útero se contrae. Es necesaria la contracción uterina para comprimir todos los casos sanguíneos pequeños que se exponen cuando la placenta se separa de la pared uterina.

ATENCION DEL PARTO.
Siga estos pasos para ayudar al nacimiento.
·      Controle el parto. Cuando se presente la coronación ejerza presión suave sobre la cabeza del recien nacido con la palma de su mano enguantada para prevenir que nazca muy rápidamente y desgarre la vagina de la paciente.
·      Conforme la cabeza del recién nacido empieza a salir de la vagina, empezara a girar. Sostenga la cabeza mientras gira, no intente jalar al recien nacido desde la vagina. Si las membranas cubren la cabeza al nacer, desgárrelas con sus dedos o con pinzas para permitir el escape del liquido amniótico y que el recién nacido respire.
·      Deslice el dedo medio sobre la cabeza del recien nacido para verificar si hay alguna circular de cor­dón. En tal caso, el cordón umbilical se enrolla sobre parte del cuerpo del lactante, en general el cuello, o como una sola asa. En la mayor parte de los casos un cordón que se enreda en la nuca no es problema sig­nificativo, pero conforme el feto desciende durante el trabajo de parto puede ocurrir compresión del mismo, lo que hace lenta la frecuencia cardiaca y da como resultado el sufrimiento del feto.
·      Si ustede enceuntar una circular de cordón en la nuca, trate de deslzarla suavemente sobre el hombro y la cabeza del recien nacido. Si la anobra fallá o si el cordón está apretado fuertemente sobre el cuello, coloque dos pina umbilicales con 5 cm de separación y corte el cordón enre ellas.
·      Con la cebza del recién nacido sujeta en su mano, limpie las vías respiratorias por aspiración con la perilla de goma.
·      Guie suavemnete la cabeza hacia abajo y permita el nacimiento del hombro superior. No jale al recién nacido para facilitar el parto.
·      Guie suavemente la cabeza hacia delante para permitir el nacimiento del hombro posterior.
·      Una vez que nacen los hombros, el tronco del recién nacido y sus piernas los seguirán con rapidez. Esté preparado para sujetar y sostener al recién nacido al salir, teninendo en mente un aspecto importante; los recien nacidos estan resbalosos y humedos.
·      Una vez que nazaca le bebé, mantenga su posición corporal en el mismo nivel que la vagina para prevenir el drenaje de sangre desde el crodón umbilical.
·      Limpie cualquier sangre o moco de la nariz y la boca del recién nacido con una gasa estéril. Use la peri­lla de hule para aspirar boca y narinas. Asegúrese de comprimirla antes de insertar su punta y sólo enton­ ces colóquela en la boca o narina del recién nacido y libere lentamente la perilla, retírela, expulse su conte­ nido en un recipiente y repita la aspiración según sea necesario.
·       Seque al recién nacido con lienzos estériles y envuelvalo en un lienzo seco.
·      Anote la hora de nacieminto.

En un panrto normal, el recién nacido por lo general res­pirará por sí mismo, si es que no llora, para el momento que usted termina la aspiración de las vías respiratorias. Los recién nacidos por lo general nacen de color azul, pero después de varias respiraciones o el llanto cambiarán a uno rosado, aun­ que sus extremidades quizá se mantengan oscuras.

Calsificación de APGAR.
Es un método útil de valoración de las funciones vitales del bebé inmediatamente después de nacer, tal información sera útil para quienes se encargan del cuidad del recién nacido. En este sistema 5 parámetros (frecuencia cardiaca, esfuero respiratorio, tono muscular, irritabilidad refleja y color) reciben cada uno una calificación de 0 a 2 a los 60 s y a los 5 minutos después del nacimiento. Casi todos los recien nacidos son vigorosos y tienen un calificación de 7 a 10, tosen o lloran en segundos después de nacer y no requieren mayor reanimación. Los RN son una calificación de 4 a 6 tienen depresión moderada, pueden torarse pálidos o azules 1 minutos después de nacer, con respiraciones mal sostenidad y tono muscular flácido.

Cuidados posparto.
Despues del naciineto, obtenga los SV de la madre. Coloque un toalla sanitara frente a la vagina para colectar cualquir secreción después del parto. Vigile estrechamente el estado general de la madre en cuanto a hemorragía y choque posparto, actividad convulsiva o dificultad respiratoria. Revise la secreción vaginal después del parto. Se denomina loquios  a la pérdida de sangre y moco normal esperada de la vagina. Suelen ser rojas los primeros días y disminuiran en cantidad y cambiaran a color pardo durante varias semanas despues del parto.

Sindrome de HELLP.
es un trastorno hemolítico, el síndrome de HELLP ocurre durante las últimas etapas del embarazo, generalmente después de la semana 20 de gestación. Este lleva su nombre por los hallazgos clínicos como la anemia hemolítica, niveles elevados de enzimas en el hígado y recuento plaquetario bajo. La causa del síndrome de HELLP es desconocida, pero parece ser un frente grave de preeclampsia junto con la activación del sistema de coagulación que sonduce al síndrome de disfunción multiórganica. Las pacientes con este síndrome se presentara con dolor abdominal, náuseas y vómitos, que puden confundirse con una enfermedad viral o cuando las enzimas hepáticas estan elevadas una hepatitis viral. La hipertensión y proteinuria están presentes en el 85% de los casos.
El tratamiento puede incluir sangre o productos de la sangre, corticoesteoides, antihipertensivos y sulfato de magnesio (como medida profilactica). Sin embargo, el tratamiento definitivo se puede lograr con el nacimiento del feto.
Signos y sintomas:
·      La anemia hemolitica.
·      Niveles elevados de las enzimas hépaticas.
·      Recuento bajo de plaquetas.
·      Dolor abdominal.
·      Visión borrosa.
·      Cefalea.
·      Edema.

COMPLICACIONES DEL TRABAJO DE PARTO.
Rotura prematura de membranas.
Cuando el saco amniótico se rompe o “se abre” más de 1 h antes del trabajo de parto, corresponde a una rotura prema­tura de membranas. En algunos casos el saco se sellará solo, pero lo más frecuente es que se inicie el trabajo de parto en 48 h. Si el embarazo está cerca del término o ya lo alcanzó, por lo general no hay preocupación. Sin embargo, cuando el embarazo no es aún de término, hay riesgo de infección. En estas circunstancias se debe proveer apoyo emocional a la paciente y transportarla al hospital.

Trabajo de parto pretermino.
Se considera pretermino al trabajo de parto que se inicia después de la semana 20, pero antes de la 37 de gestación. El riesgo para el feto es de un parto prematuro. Los signos y síntomas son los mismos que en el trabajo de parto normal. Si el embarazo no está cerca del término, el médico de la paciente tal vez la ingrese al hospital para prescribirle medicamentos, reposo en cama y vigilancia estrecha.

Sufrimiento fetal.
Hay muchas circusntancias que pueden causar sufrimiento fteal, incluidas hipoxia, circular de cordón, traumatismo, desprendimiento prematuro de placenta normoinserta, minusvalias del desarrollo fetal y prolapso del cordón. La mayor parte de las embarazadas estará muy al tanto de cuánto se mueve su bebé o qué tanto han disminuido sus movimientos. Usted debe confiar en la información de la mujer acerca de qae el feto no se mueve, o si le dice que los movimientos han disminuido notoriamente. Recuerde que la mejor atención para el feto significa calidad de atención para la mujer. Provéale respaldo y un transporte rápido.
Rotura uterina.
Ocurre la rotura uterina durante el trabajo de parto. Las pacientes con el maximo riesgo con aquellas que han tenido muchos hijos y quines presentan un acicatriz en el útero. Por lo general, usted encontrará en el trabajo de parto activo a una mujer que manifiesta debilidad, mareo y sed. Ella le puede decir que al prencipio tenia contracciones muy fuertes y dolorosas , pero que después desaparecieron. La exploración física revelará signos de choque, sudación, taquicardia y decremento de la tensión arterial. El sangrado vainal significativo puede o no ser obvio. Trate el choque de la paciente y prevéale un transporte rápido.

TRATAMIENTO DEL EMBARAZO DE ALTO RIESGO.
Trabajo de parto y parto precipitados.
Cuando un SMU recibe una llamda por un trabajo de parto o parto precipitados, el recién nacido por lo general ya llego al mundo antes de que usted arribe. Esta circunstancia indica que el tiempo total de trabajo de parto y el nacimiento real del recien nacido ocurrieron en menos de 3 h. Estos tipos de partos no son frecuentes en las primigestas. pero su probabilidad aumenta conforme la mujer tiene más hijos.

Embarazo postermino.
El embarazo se considera “postermino” si el feto no ha nacido despues de 42 semanas. Se desconoce la causa del trastorno. Este tipo de embarazo se considera de alto riesgo por sus efectos poten­ ciales sobre el feto, que puede presentar desnutrición por­ que la placenta ya no funciona como debería para proveerle nutrición. También hay una mayor probabilidad de aspira­ción de meconio y poco o ningún efecto en la mujer.

Tinción por meconio.
Mientras se encuentra en el útero, el feto ingiere de manera pasiva varios elementos, lanugo, moco y liquido amniotico. Ese material se almacena en el intestino y constituye el de la primera evacuación del feto  y se llama meconio, inodoro, de color verde oscuro, con una consistencia de brea. A diferencia de las heces posteriores, tambien es estéril. En caso de sufrimiento fetal o por el estrés del tra­ bajo de parto y parto, el feto puede expulsar meconio hacia el líquido amniótico. Si esto ocurre dentro del útero puede causar neumonía química al recién nacido. El prolapso del cordón umbilical es un trastorno que puede causar sufri­ miento fetal si ocurre compresión del cordón.
No hay forma de determinar si hay meconio en el liquido amniótico hasta que se rompe la fuente. Normalmente el líquido debe ser claro. Un tinte amarillo del líquido amnió­tico sugiere que el meconio ha estado en el liquido amnió­tico durante un tiempo. Un color verde oscuro, en especial con la presencia de panículas, indica la expulsión reciente del meconio y es signo de peligro.

Macrosomia fetal.
También conocida como “síndrome de niño grande”, se refiere a un feto grande, por lo genral como aquel con más de 4 500 g de peso. Otra denominación usada para estas circunstancias es la de “grande para su edad gestacional”.
Los factores de riesgo de este trastorno incluyen diabetes gestacional o una diabetes materna no controlada apropiadamente. Otros factores incluyen el aumento excesivo de peso de la madre, un feto masculino, el embarazo postérmino, el número de embarazos, la obesidad materna y algunos trastor­nos genéticos (feto).
Las complicaciones potenciales que usted puede enfren­tar en el contexto prehospitalario tienen que ver con el tamaño del feto en relación con la anatomía materna, como la desproporción cefalopélvica y la distocia de hombros.

Embarazo múltiple.
Los gemelos son más pequeños que los recién nacidos únicos y el parto por lo general no es difícil. Considere la posi­bilidad de un embarazo gemelar siempre que el primer feto que nazca sea pequeño o que el abdomen de la mujer per­sista crecido después de su nacimiento. Usted también debe preguntar a la mujer acerca de la posibilidad de un embarazo múltiple. Si el embarazo es gemelar, el segundo nacimiento suele ocurrir en los 45 min que siguen del primero. Casi 10 min después del primer nacimiento, las contracciones empie­zan otra vez y el proceso del parto se repite.
El procedimiento para atender un parto gemelar es el mismo que para el de recién nacidos únicos. Pince y corte el cordón del primer recién nacido tan pronto como salga, y antes del nacimiento del segundo. El segundo recién nacido puede nacer antes o después de la primera placenta. Puede haber sólo una placenta, o tal vez haya dos. Cuando haya salido la placenta, verifique si hay un cordón umbilical o dos. Si se expulsan dos cordones de una placenta, los gemelos se lla­man idénticos. Si sólo hay un cordón por placenta, los geme­los se llaman fraternos y habra dos placentas. Recuerde que si usted observa sólo un cordón umbilical que sale de la primera placenta, hay aún otra placenta por nacer. Si ambos cordones están unidos en la misma placenta, el alumbramiento con­xcluyó. Los gemelos idénticos son del mismo sexo; los gemelos fraternos pueden ser de diferente sexo o del mismo.

Muerte fetal intrauterina.
Por desgracia, usted puede encontrarse atendiendo el parto de un feto que murió dentro del útero antes del trabajo de parto, lo que será una verdadera prueba para sus capacida­des médicas, emocionales y reales. El duelo de los padres será emocionalmente distal y requerirá de su profesiona­lismo y destrezas de apoyo.
La muerte fetal intrauterina, aquella que ocurre en un embarazo normal, se presenta en casi 1% de las gestaciones. Las definiciones varían por estado y fuente, pero en gene­ral se considera como la muerte de un feto después de la semana 20 de gestación o cuando su peso es de 500 g o más. Las muertes fetales antes de las 20 semanas de gestación o con pesos menores se consideran abortos. Independiente­mente de la definición, su tratamiento y cuidados se centra­rán en la mujer.

Embolia de líquido amniótico.
Es un trasntorno que pone en riesgo la vida, en extremo raro y dificíl de observar en el contexto hospitalario. Los factores para este embarazo de alto riesgo incluyen mujeres mayores de 35 años, eclapsia, desprendimiento prematura de placenta normoinserta, pacenta previa, rotura uterina y sufrimiento fetal. La embolia del líquido amniótico ocurre cuando ingresan células fetales y liquido amniótico a la circulación pulmonar, el aparato circulatorio y los pulmones maternos a través de la placenta por las venas umbilicales. Esto pudiese ser secundario a la rotura de mem­ brana y de venas del cuellc o el cuerpo uterinos. Al margen de la causa, el resultado es una respuesta exagerada del cuerpo de la paciente (reacción alérgica) que causa coagulopatía. colap­so cardiaco y respiratono, y en un momento dado, la muerte.

Polihidroamnios.
Es un trastorno de exceso de líquido amniólico. En promedio, en casi todos los embarazos su volumen es de 500 mL aproxi­madamente. El embarazo gemelar o múltiple de otras cifras, la anemia fetal, la diabetes durante la gestación y los trastor­ nos fetales que conllevan que el producto deje de deglutir el líquido, son todas posibles causas de polihidramnios. Este trastorno suele delectarse por ultrasonografía y las pacientes serán vigiladas estrechamente por un obstetra.
Si usted encuentra alguna paciente con este trastorno debe estar preparado para la posibilidad de un prolapso del cordón y un desprendimiento prematuro de placenta normoinserta debido al mayor tamaño del útero por la presencia de líquido excesivo. Estas pacientes también tienen un mayor riesgo de hemorragia posparto (un útero sobredistendido tal vez no se contraiga tan eficazmente para detener el sangrado).

Desproporción cefalopélvica.
La cebeza del feto es mayor que la pelvis. Se hace radioencefalopelvimetría para obtener las medidas de la cabeza fetal. En la mayor parte de los casos se requerira una cesárea para prevenir el sufrimiento fetal y materno. La desproporción cefalopélvica puede causar hemorragia masiva junto con otras complicaciones posparto.

COMPLICACIONES DEL PARTO.
La mayor parte de los partos es normal. El feto llega con la cabeza en primer termino, seguida después por la placenta. En ocasiones, sin embargo, surgen complicaciones.

Presentanción cefálica.
La posición exacta de la cabeza del feto cuando sale del conducto del parto puede variar y definir los dife­rentes tipos de presentaciones cefálicas. Si la cabeza del bebe está demasiado extendida tal vez encuentre usted una pre­sentación de cara. Las presentaciones de cara son raras, pero pueden ocurrir en fetos prematuros, ante la macrosomía fetal y la desproporción cefalopélvica. En la presentación de frente la cabeza esta ligeramente extendida. Las presentacio­nes de occipital posterior (con la cara hacia arriba) pue­den detenerse y dar como resultado tiempos de trabajo de parto prolongados. Ocurre una presentación militar cuando la cabeza está en una posición más neutra, no flexionada o sólo parcialmente, a semejanza de un soldado en la lla­mada de atención militar. Esa posición de la cabeza le da al feto un diámetro más ancho en el intento de salida, lo que puede dar lugar a un parto más doloroso y difícil. Si usted enfrenta una de estas presentaciones y la cabeza del recién nacido no tiene rotación externa o usted no puede lograr el nacimiento, proporcione apoyo a la mujer y al recién nacido y provea un transporte rápido.

Presentaciones pelvicas.
Casi todos los recien nacidos de término entran al mundo con la cabeza en primer lugar, lo cual sirve como una guia a través del cuello para los hombros y las caderas, de dimesniones más reducidas. En una presentación pelvica, sin embargo, otra parte del cuerpo es el punto más avanzado, por lo genral las nalgas., pero aveces uno de los pies se adelanta. Ocurren presentaciones pélvicas en 4 % de los partos y son más frecuentes en los bebés prematuros. Hay diferentes tipos de presentaciones pélvicas.
·      Franca de nalgas: caderas flexionadas y rodillas exten­didas, con las nalgas como la parte que se presenta.
·      Completa: una o ambas caderas y rodillas pueden estar extendidas, con un pie como la parte más avanzada
·      Incompleta: caderas y rodillas flexionadas ambas, con las nalgas como parte que se presenta.

Si usted ha determinado que la presentación es de nalgas y que el parto es inminente, prosiga como sigue:
·      Coloque a la mujer con las nalgas al borde de la cama o la camilla con las piernas flexionadas.
·      Permita que las nalgas y el tronco del recién nacido nazcan espontáneamente, no lo jale.
·      Una vez que las piernas se han expulsado, sostenga el cuerpo del recién nacido.
·      Haga descender ligeramente al recién nacido de modo que casi cuelgue por su propio peso, esto ayudará a la cabeza a pasar a través de la salida pélvica. Usted puede decir cuándo la cabeza está en el conducto vaginal porque podrá ver la línea del cabello del feto en la nuca apenas debajo de la síníisis del pubis.
·      Cuando usted pueda ver la línea del cabello, sujete al recién nacido de los tobillos y elévelo en dirección del abdomen de la mujer. La cabeza entonces nacerá sin dificultad.
·      Si la cabeza no sale en 3 min, el recién nacido se encuen­tra en peligro de sofocación y está indicada una acción inmediata. Puede ocurrir sofocación cuando el cordón umbilical del recién nacido se comprime por la cabeza sobre el conducto del parto, lo que interrumpe la provi­sión de sangre oxigenada desde la placenta y se presenta la cara contra la pared vaginal lo que comprime que el recién nacido respire por sí mismo. Coloque su mano enguantada dentro de la vagina con su palma hacia la cara del recién nacido. Forme una V con sus dedos sobre ambos lados de la nariz del recién nacido y empuje la pared vaginal lejos de la cara hasta que salga la cabeza.
·      Recuerde: este es un parto, no una extracción. No intente jalar por la fuerza al recién nacido o permita un parto explosivo. Si la cabeza no sale en 3 min después de establecer la vía aérea provea un trasporte rápido al hospi­tal con las nalgas de la mujer elevadas sobre almoha­das trate y de mantener las vías respiratorias del recién nacido durante el transporte. En el camino, alerte al hospital de manera que se preparen para su arribo.

Distocia de hombros.
Otra complicación del parto es la distocia de hombros o dificultad para el nacimento de los hombros. Una mujer con diabetes, fetos grandes o postérmino tiene mayor riesgo de esta complicación. La distocia de los hombros ocurre después de que ha nacido la cabeza y la cintura torácica no puede pasar por la sinfisis del pubis; hay dificultad para el paso o el feto está “atorado” detrás de los huesos de la pelvis y no puede nacer. Esta complicación inesperada es una amenaza para la vicia del feto si no nace, por el aumento de la posibilidad de compre­sión del cordón.
Hay varias maniobras que pueden intentarse en un esfuerzo por ensanchar la pelvis materna o cambiar la ubica­ción del feto para permitir un nacimiento exitoso. La manio­bra de McRoberts es una de las más seguras (para mujer e hijo) para usar en el caso de una distocia de hombros y se comunica que tiene más de 40% de efectividad. Para ensan­char la pelvis materna y aplanar su espalda baja, hiperflexione sus muslos hacia el abdomen. Puede ser necesario aplicar compresión suprapúbica (sobre la parte baja del abdomen materno) y empujar con suavidad la cabeza del feto.

Circular de cordón en la nuca.
Hay posibilidades que durante el parto el cordón umbili­cal se enrede alrededor del cuello del recién nacido; esto se llama circular de cordón. Casi todas las fuentes señalan que las circulares de cordón se presentan en 2 de cada 10 nacimientos (20 % ) con una posibilidad aproximadamente de 5% de que haya una doble circular. Conforme el feto desciende durante el trabajo de parto puede ocurrir conpresión del cordón, lo cual hace que la frecuencia cardiaca fetal disminuya y produce sufrimiento fetal. Las circulares de cordón rara vez causan la muerte del feto pero se trata de una de las primeras cosas que usted debe valorar.
Si el cordón umbilical rodea el cuello del feto, deslice su dedo bajo el cordón e intente suavemente deslizarlo sobre el hombro y la cabeza del feto. Si no se tiene éxito o si el cordón está muy apretado, con cuidado coloque 2 pinzas umbilicales con 5 cm de intervalo y corte el cordón entre las pinzas en un movimiento que se aleje del lactante.

Prolapso del cordón umbilical.
la sutura emerge del útero delante del feto. Con cada contrac­ción uterina el cordón se comprime entre la presentación y la pelvis ósea, lo que interrumpe el aporte de sangre oxigenada al feto desde la placenta. Puede ocurrir asfixia fetal si la circulación por el cordón no se establece rápidamente y la mantiene hasta el nacimiento. Ocurre prolapso del cor­dón en 3 % de los partos y con toda probabilidad cuando la presentación no llena por completo el borde de la pel­vis, como en presentaciones anormales o cuando son fetos pequeños (partos prematuros o múltiples).
El tratamiento del prolapso del cordón es claramente urgente. Si se presenta siga estos pasos:
1. Coloque a la mujer en decúbito supino con las caderas elevadas tanto como sea posible en almohadas.
2. Administre oxígeno complementario al 100% a través de una mascarilla unidireccional.
3. Instruya a la mujer para jadear con cada contracción, lo que evitará que puje.
4. Con dos dedos de su mano enguantada empuje suave­ mente la presentación (no al cordón) de retorno hacia la vagina hasta que ya no se comprima el cordón.
5. Mientras usted mantiene la presión sobre la pre­sentación, haga que su compañero cubra la porción expuesta del cordón con apósitos humedecidos en solución salina normal.
6 . Usted debe tratar de mantener la posición con una mano enguantada que empuja la presentación lejos del cordón, durante el transporte urgente al hospital.

COMPLICACIONES POSPARTO.
Inversión uterina.
Es una complicación rara pero potencialmente mortal de parto que ocurre en 1 de cada 3000 embarazos. En este trastorno la placenta no se desprende de manera apropiada y se adhiere a la pared uterina durante el proceso de expulsión. Como resultado el útero se invierte al exterior, lo cual suele ocurrir como resultado de un manejo inadecuado del tercer periodo del trabajo de parto, como el ejercer presión excesiva sobre el útero durante el masaje de fondo o por una tracción fuerte del crodón umbilical en un intento por acelerar el naciiento de la placenta.
La gravedad de la inversión se clasifica por la cantidad del útero que se ha invertido y va desde la incompleta hasta la completa, aquélla con prolapso y, por último, la inversión total.
El tratamiento de inversión uterina es el siguiente:
·      Mantenag la paciente en decúbito dorsal.
·      Administre oxígeno complemetario al 100% con una mascarilla unidireccional.
·      Inicie dos venoclisis con solución salina y titule de acuerdo con los signos vitales.
·      Si la placenta aun está inserta al utero, no intente extraerla.
·      Vigile cuidadosamente los signos vitales y trate el choque.
·      Considere admnistrar oxitocina 10 unidades IM, para ayudar a controlar una hemorragía potencialmente exanguinante, si su protocolo lo permite.

Hemorragía posparto.
La hemorragía posparto puede definirse como temprana o tardia. La hemorragía posparto temprana es aquella que ocurre en las 24 h que siguen al parto y cosntituye al tipo más frecuente que se observa. En sólo un pequeño porcentaje ocurre hemorragía posparto tardia y se define como aquella que se presenta de 24 h a 6 días después del nacieminto. Cuando rebasa 500 mL durante las primeras 24 h después de un parto se considera una hemorragía posparto. Las siguientes son sus posibles causas:
1.     Laceraciones. La madre puede presentar desgarros o laceraciones alrededor de la abertura vaginal y en el perineo.
2.     Trabajo de parto prolongado o nacimiento múltiple. Ambos pueden llevar a un útero “cansado”
3.     Retención de los productos de la concepción. Los fragmentos de placenta retenidos pueden causar sangrado y el útero no se puede contraer totalmente hasta que esta vacío.
4.     Atonia uterina. El uter pierde la capacidad de contaerse después del parto.
5.     Gran multiparidad. Después de muchos embarazo, el tejido muscular del útero es sustituido gradualmente por tejido fibroso, que no se contrae.
6.     Embarazo multiple. El sitio placentario es más grande y el músculo uterino sobredistendido no se contrae tan bien.
7.     Placenta previa. El músculo del segmento inferior del útero donde se implanta la palcenta no se contrae eficazmente.
8.     Una vejiga llena. Puede evitar la separación placentaria apropiada y la contracción uterina.

Siga estas guías cuando usted encuentre este tipo de situación.
·      Continúe el masaje uterino (frote suave pero firme­ mente el útero y dele masaje en forma circular).
·      Aliente a la mujer para amamantar.
·      Si lo permite el protocolo, agregue 10 unidades de oxi­tocina a la bolsa de solución IV (1 000 mL) y hágala pasar a una velocidad de 20 a 30 mL/min.
·      Notifique al hospital que la recibe el estado de la mujer y su tiempo calculado de arribo.
·      Transporte sin retraso.
·      Inicie otra venoclisis de gran calibre en el camino e inyecte solución salina abundante.
·      No intente una exploración interna de la vagina.
·      No intente empaquetar la vagina con forma alguna de compresa.
·      Trate la hemorragia externa de desgarros perineales por compresión firme. Puede ser necesario abrir los labios y colocar bolsas de hielo en el sitio del sangrado.

Embolia pulmonar.
Una de las causas más frecuentes de muene materna durante el parto o puerperio es una embolia pulmonar. Ésta se puede formar de varias fuentes, pero los coágulos sanguíneos que surgen de la circulación pélvica son una causa frecuente. El escurrimienio de líquido amniótico hacia la circulación materna (embolia de líquido amniólico). un coágulo que surge de una trombosis venosa profunda (tromboembolia venosa) relacionada con el embarazo, y el ingreso de agua o aire por la vagina después de un parto en el agua (embolia acuosa), son ejemplos de procesos potenciales de embolia. Si la mujer experimenta súbitamente disnea, taquicardia, fibrilación auricular o hipotensión en el periodo posparto, usted debe sospechar una embolia pulmonar. Ella tal vez refiera un dolor súbito agudo del tórax o el abdomen, o quizás expe­rimente un síncope. El tratamiento de la embolia del posparto es el mismo que para la que ocurre fuera del embarazo: su detec­ción, oxígeno a flujo alto y transporte rápido al hospital.


Depresión posparto.
Los expertos calculan que una de cada ocho mujeres expe­rimenta depresión posparto o “tristeza por el bebé" y algu­nos dirían que este trastorno puede aparecer en cualquier momento durante el embarazo y hasta 1 año después del nacimiento. Las madres adolescentes y aquellas con los menores niveles de ingreso tienen una mayor probabilidad del trastorno.
Hay varios factores que se han identificado, que cuando están presentes aunentan el riesgo de una mujer de experi­mentar depresión posparto. Alguno de esos factores de riesgo incluyen el antecedente personal o familiar de depresión; aspectos económicos o de la relación marital; diabetes: un embarazo o parto complicados; eventos de cambio de vida importantes, como la pérdida del trabajo, el divorcio o la muerte de un miembro de la familia; aspectos de infecundi­dad y embarazos múltiples.
Usted debe estar alerta a los signos y síntomas de este tipo de depresión para proveer la mejor atención a su paciente. Las mujeres con depresión posparto muestran signos similares a las de otras personas con depresión, incluida una falta de interés en su atención, insomnio en todo momento, tristeza avasalladora y llanto, y falta de apetito. Sin embargo, algu­nas mujeres pueden también tener sentimientos firmes de ira, que puedan dirigirse al lactante; tal vez no muestren interés por él y presenten fuertes sentimientos de culpa, y pueden incluso tener ideas de dañarse a sí mismas o al lactante. Éste es un trastorno grave que requiere tratamiento definitivo, que usted no podrá proveer en el contexto prehospitalario.

COMENTARIOS.
Es un tema bastante amplio por todos los terminos y la complejidad que conlleva la atención de una paciente Obstetrica. La importancia de este tema es dar una adecuada atención tanto a la madre como al recien nacido para evitar así complicaciones que puedan llevarlos a la muerte.  



BIBLIOGRAFIA.
      AAOS. (2014). Programa De Formación Profesional Del Paramedico. Primera Edición. Estados Unidos de America: Intersistemas.
      AAOS. (2011). Los Cuidados de Urgencias y el Transporte de los Enfermos y Heridos. Novena Edición Estados Unidos de America: Intersistemas
·      AAOS. (2018). Critical Care Transport. Segunda Edición. Estados Unidos de America: Intersistemas

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