lunes, 27 de mayo de 2019

EMERGENCIAS PEDIATRICAS


EMERGENCIAS PEDIATRICAS

INTRODUCCIÓN.
Los niños difieren de los adultos anatómica, fisiológica y emocionalmente. además, los tipos de enfermedades y lesiones que sufren y sus respuestas varían dentro del rango de edad pediátrica. Los niños enfermos o lesionados constituyen retos únicos en la evaluación y tratamiento. Dependiendo de la edad, tal vez no sean capaces de comunicar lo que les molesta. El temor o dolor también pueden hacer a los niños de difícil acceso. Además tendrá que enfrentar a padres y cuidadores preocupados, que tal vez presenten estrés o temor y actúen de manera irracional.
La forma en que usted aborde a un niño enfermo o lesionado dependerá de la edad y el grado de desarrollo de éste. La niñez se extiende desde el periodo neonatal, apenas después de nacer, hasta la edad de 18 años. La anatomía, la fisiología y el desarrollo psicosocial de un niño influirán en su evaluación y tratamiento.

Etapas del desarrollo.
Recién nacido y lactante. El primer mes que sigue al nacimiento es el llamado periodo neonatal, en tanto la lactancia se refiere a los primeros 12 meses de vida. Los recién nacidos no hacen gran cosa además de dormir 16 h al día y llorar para comunicarse. Conforme estos alcanzan el umbral de 2 a 6 meses de edad empiezan a levantar sus cabezas y buscar atención. Entre los 6 y 12 meses empiezan a gatear y balbucear, intervalo en el que ocurre gran parte del desarrollo.
Debido a que lo lactantes no pueden comunicar sus sentimientos o necesidades de forma verbal es importante respetar la percepción de su cuidador de que “algo esta mal”. El llanto persistente, la irritabilidad y la falta de contacto visual pueden constituir síntomas de un problema grave, como una infección bacteriana, un problema cardiaco, la depresión del estado mental o un trastorno de electrolitos. Las preocupaciones inespecíficas acerca de la conducta del lactante, su alimentación, su patrón de sueño y su capacidad de despertar pueden construir señales de una enfermedad o lesión grave subyacente.
Considere la mejor localización para hacer su evaluación y mantenga la temperatura del niño para evitar la hipotermia. Sostenga la cabeza y el cuello de los lactantes pequeños. Aunque el separar a un lactante de dos semanas de sus padres no causara tensión, un niño de mayor edad en condición estable estará más tranquilo en los brazos de sus padres. Asegúrese que sus manos y estetoscopio estén tibios, un niño sobresaltado que llora será difícil de explorar. Si el niño esta tranquilo, escuche primero su corazón y pulmones. Si un lactante pequeño empieza a llorar, el dejar que chupe su chupón o un dedo enguantado puede tranquilizarlo lo suficiente para permitirle a usted concluir su evaluación.







DESARROLLO DEL LACTANTE.

Del nacimiento a los 2 meses
2 a 6 meses
6 a 12 meses
Físico
Controla la mirada
Gira la cabeza
Pueden reconocer a quienes lo cuidan
Hace contacto visual
Usa ambas manos
Gira sobre su eje
Para la mayor parte de la noche dormido

Se sienta sin apoyo
Gatea
Se lleva cosas a la boca
Empieza la dentición
Ingiere alimentos blandos
Cognitivo
Empieza a llorar para comunicar sus necesidades
El llanto alcanza su máximo a las seis semanas
Mayor alerta
Explora su propio cuerpo
Balbucea (aprende la primera palabra a los 12 meses)
Recuerda objetos
Tiene curiosidad en cuanto a lo que los objetos realizan
Emocional
Desarrolla confianza en sus padres
Usa expresiones de gozo, temor, ira y sorpresa
Busca la atención
Se desarrolla la ansiedad por la separación
Inicio de berrinches
Autodeterminación al comer

Niños en edad de caminar.
Este periodo incluye las edades de 1 a 3 años, abarca una manifestación conductual de la lucha del niño entre la dependencia continua de sus cuidadores en cuanto alimento, refugio y amor, y su impulso emergente por la independencia. Los niños de este grupo de edad no son capaces de razonar y tienen un sentido mal desarrollado de la causa y efecto. El desarrollo del lenguaje está ocurriendo con rapidez, junto con la capacidad de explorar el mundo arrestándose, caminando, corriendo y escalando.
Examine a un niño en edad de caminar bajo una condición estable sobre el regazo de uno de sus padres para evitar la ansiedad por separación. Use técnicas de distracción siempre que sea posible, el escuchar el tórax de una muñeca en primer término le pueden brindar algunos minutos de cooperación. Sea flexible en su abordaje, algunos de estos niños no le dejarán concluir una exploración ordenada de cabeza a pies.

Niños en edad preescolar.
Durante los años preescolares de 3 1 5 años, el niño se torna cada ve más activo y verbal. Puede entender instrucciones y participar en una actividad o un conjunto de motivos. En general, un preescolar podrá decirle que algo le duele y quizá tenga una historia por compartir acerca de la enfermedad o lesión. Los preescolares comprenderán cuando usted les explica lo que va hacer, pero elija sus palabras cuidadosamente, porque son literales. Hábleles en un lenguaje simple acerca de lo que va usted hacer y deles mucho aliento.

DESARROLLO DEL NIÑO EN EDAD DE CAMINAR.

12 A 18 MESES
12 A 24 MESES
24 A 36 MESES
Físico
Gatea
Camina
Emergen los dientes anteriores a los molares
Desarrollo sensorial
Mejor marcha y equilibrio
Corre
Escala
La cabeza crece mas lentamente que el cuerpo
Desarrolla destrezas motoras finas
Entrenamiento para ir al baño
Sube y baja escaleras con ayuda
Brinca sobre ambos pies
Puede dibujar un circulo
Cognitivo
Imita a otros
Finge
Comprende más de lo que expresa
Conoce las partes corporales mayores
Conoce de 4 a 6 palabras
Empieza a comprender la causa y efecto
Etiqueta objetos
El habla alcanza su máximo hasta casi 100 palabras a los 24 meses

Sigue dos ordenes seriadas
Nombra al menos un color
Conoce de 250 a 500 palabras
Emocional

Razonamiento básico
Comprende la permanencia de los objetos
Ansiedad por la separación
Apego a ciertos objetos como chupón, muñeca o cobija
Puede llamar a un amigo por su nombre
Se separa fácilmente de los padres

Niños de edad escolar (infancia media).
Conforme el niño ingresa al periodo de la edad escolar (6 a 12 años) se vuelve mucho más analítico y capaz de la abstracción. La escuela es importante en esta etapa y las preocupaciones en cuanto a la popularidad y la presión por los compañeros ocupan una gran parte del tiempo y  la energía. A esta edad el niño puede entender la causa y efecto. Los niños de edad escolar tendrán sus propias historias que contar acerca de la enfermedad o la lesión y pueden tener sus propias ideas acerca del cuidado a recibir. Para los 8 años de edad, la anatomía y fisiología del niño son similares a las del adulto. Las niñas presentan desarrollo mamario entre los 8 y los 13 años. Los niños experimentan un aumento de volumen de sus testículos cerca de los 10 años.
Adolescencia.
Loa años de adolescencia, de los 13 a los 17 años, pueden ser difíciles. Los adolescentes se encuentran luchando con aspectos de independencia, imagen corporal, sexualidad y presiones por sus compañeros. Los amigos son las figuras de soporte clave y éste es un periodo de experimentación y conductas de riesgo. Con respecto a procedimientos de RCP y para la obstrucción de la vía aérea por un cuerpo extraño, una vez que se han desarrollado las características sexuales secundarias, el niño debe ser tratado como adulto. Durante la evaluación usted debe abordar al paciente y alentarlo.

ANATOMIA, FISIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGÍA PEDIÁTRICAS.
La cabeza.
Cuando usted observa a un lactante o un niño pequeño notara que tiene la cabeza grande en relación al resto del cuerpo. De hecho, la cabeza de un lactante ya tiene 66% del tamaño que presentará en a edad adulta. La gran superficie significa más masa con relación al resto del cuerpo, un factor impor­ tante para la incidencia de lesiones cefálicas en los pacientes jovenes, que tieneen a ubicar su cabeza en el punto más declive durante una caída.
Debido al occipucio proporcionalmente mayor, debe tener especial cuidado cuando usted atienda la vía aérea de un niño. En uno con lesión grave m enor a 3 años de edad, coloque una capa delgada de acojinamiento bajo el dorso para obtener una posición neutra.
Durante la lactancia, las fontanelas anterior y posterior están abiertas. Se trata de zonas donde los huesos del cráneo del lactante no se han unido, lo que permite la compresión de la cabeza durante el proceso del parto y el rápido creci­miento cerebral. Para el momento en el que el niño alcanza los 4 meses de edad, las fontanelas posteriores se cierran; para cuando llegan al año de edad, se cierran las fontanelas anteriores.

El cuello y la vía aérea.
Los niños tienen cuellos cortos y abultado, loque pude dificultar percibr el pulso carotideo o ver las venas yuguares. No es de sorprender que la vía aérea de un niño pequeño sea también mucho más pequeña que la de un adulto. El ser menor hace más susceptible la vía aérea a la obstrucción, ya sea por inhalación de un cuerpo extraño, inflamación con infección o la lengua desproporcionadamente grande del niño. Durante los primeros meses de vida los lactantes son respiradores nsales obligados y la obtrucción nasal por moco puede causar malestar respiratorio significativo. Si la epiglotis es larga o en form a de U y estrecha, con exten­sión a un ángulo de 45º hacia la vida aérea, lo que dificulta visualizar las cuerdas vocales durante la intuba­ción.
Se debe teer una comprensión amplia de las diferencias anatómicas y fisiológicas en la vía aérea del niñopara proveer el tratamiento adecuado. Es importante que se recuerde lo siguiente:
·      Mantenga las narinas limpias por aspiración en las lactantes menores de 6 meses.
·      El cartilago traqueal es más blando y colapsable en comparación conun adulto; evite la hiperextensión del cuello ya que puede causar hiperflexión inversa y plegamiento de la tráquea, y tambien desplazar la lengua hacia atrás y crear una obstrucción de la vía aérea.
·      Mantenga la vía aérea libre de secreciones; incluso una pequeña cantidad de material particulado puede causar su obstrucción.
·      Tenga cuidado cuando maneje la vía aérea del niño, como cuando inserta adyuvantes de vía aérea, la mandibula es más pequeña que la de los adultos y los tejidos blandos son delicados y tienden a edematizarse.
El aparato respiratorio.
En proporción, el volumen tidal de los niños es ligeramente menor que en adultos. Sin embargo la demanda metabólica de oxígeno en los niños es doble. Además, su capacidad funcional residual es más pequeña, con el resultado de una reserva de oxígeno proporcionalmente menor.
Los pulmones del niño crecerán y se desarrollarán mejor para manejar el intercambio de oxígeno conforme avanza la edad. Una frecuencia respiratoria de 30 a 60 por minuto es normal en los recién nacidos, en tanto se espera que los adolescentes tengan frecuencias respiratorias más cer­canas al rango del adulto.
Usted debe estar al tanto de que los lactanies y niños, en especial durante la insuficiencia respiratoria, son altamente susceptibles a la hipoxia, por su capacidad funcional residual disminuida, aumento de demanda de oxígeno y fácil faiiga de músculos respiratorios.

El aparato cardiovascular.
Los niños dependen principalmente de su frecuencia del pulso para mantener un gasto cardiaco adecuado. La fre­cuencia del pulso no lactante puede ser de 200 latidos/ min o más si el cuerpo necesita compensar una lesión o enfermedad. En proporción, tienen un volumen de sangre circu­lante mayor en comparación con los adultos; sin embargo, su volumen sanguíneo absoluto es menor, de casi 70 mL/kg. La capacidad de un niño de realizar vasoconstricción les provee la capacidad de mantener sus órganos vitales bien perfundidos.
Sospeche un choque cuando un lactante o niño mues­tre taquicardia. La bradicardia, sin embargo, suele indicar hipoxia grave y debe tratarse de manera intensiva. Recuerde que la hipotensión, cuando se presenta en un niño, es un signo ominoso y a menudo indica un paro cardiopulmonar inminente.

El corazón. La circulación de feto es muy diferente de la del recien nacido, y las grandes fuerzas derechas en el ECG son normales en lactantes pequeños. El gasto cardiaco depende de la frecuencia cardiaca en lactan­tes y niños pequeños, quienes tienen una capacidad relati­vamente escasa de aumento del volumen sistólico, lo que se refleja en sus frecuencias de pulso normales.

El sistema nervioso.
El sistema nervioso se desarrolla de manera continua durante la niñez. Hasta que está por completo desarro­ llado, el tejido neural y la vasculatura son frágiles, fáciles de dañarse y susceptibles a hemorragia por lesión. El cerebro y la médula espinal no están tan bien protegidos por el cráneo y la columna vertebral en desarrollo.
Debido a que el cerebro y la médula espinal están menos protegidos, se requiere menor fuerza para causar lesiones en ambas estructuras en los niños que en los adultos. Las lesiones cerebrales en los niños pequeños, cuando ocurren, son frecuentem ente más devastadoras.
El espacio subaracnoideo en un niño es relativamente más pequeño que el de un adulto, lo que provee un menor efecto de acojinamiento para el cerebro. Las equimosis y el daño cerebral pueden ser resultado de un impulso de la cabeza, como se observa en el “síndrome de niño maltra­ tado”.
El cerebro continúa desarrollándose después del naci­miento. Conforme madura, las respuestas del lactante al ambiente, los estímulos externos e incluso el dolor, se tor­nan más organizadas y con un propósito.

Columna vertebral.
La colum na vertebral se desarrolla junto con el niño. Cuando es más pequeño, el fulcro de la columna cervical (o punto de flexión) es más alto, cerca de C1-C2, porque la cabeza es más pesada. Conforme el niño crece, el fulcro desciende hasta el “nivel del adulto”, entre C5 y C7. Un lac­ tante que sufre un traum atism o contundente de la cabeza que involucre fuerzas de aceleración y desaceleración está en alto riesgo de una lesión raquídea cervical alta fatal. En comparación, un niño de edad escolar que experimenta la m ism a lesión, probablem ente sufre una lesión raquídea cer­ vical más baja y pueda presentar parálisis.
Por fortuna, las fracturas vertebrales y las lesiones de la médula espinal son raras en los niños pequeños. Los liga­mentos y las cápsulas articulares raquídeas son más laxos en niños que en adultos, lo que les da mayor movilidad y el fenómeno de lesión medular en ausencia de fractura ósea vertebral identificable o dislocación.

Abdomen y pelvis.
Las lesiones abdominales sol la segunda causa de traumatismo grave en niños. Los órganos abdominales están situados más anteriormente. Como resultado, tienen menor protección de las costillas y están más cerca entre si en comparación con un adulto. Además, los órganos como el hígado y el bazo son relativamente grandes, lo que los hace vulnerables a los traumatismos no penetrantes. Los riñones también son más vulnerables a las lesiones en los niños, porque son más móviles y tienen menor sostén que en los adultos. Las fracturas pélvicas son relativamente raras en los niños pequeños y, en general, se observan sólo con ML de alta ener­gía. El riesgo de fractura pélvica aumenta en la adolescencia, cuando el esqueleto y los ML se vuelven más parecidos a los de los adultos.

Sistema musculoesquelético.
Las placas de crecimiento (centros de osifica­ ción) de los huesos de un niño están formadas por cartí­lago, son relativamente débiles y fáciles de fracturar. Como consecuencia, los huesos de los niños en crecimiento son más débiles que sus ligamentos y tendones, lo que hace más frecuentes las fracturas que los esguinces. Las dislocaciones articulares sin fracturas vinculadas no son comunes. Los huesos terminan su crecimiento en diferentes momentos, pero casi todas las placas de crecimiento estarán cerradas ya avanzada la adolescencia.
Se pueden observar fracturas de placas de crecimiento con ML de baja energía y tal vez carezcan del grado de hipersensibilidad, edema y equimosis que suelen vincularse con un hueso roto. Inmovilice todos los esguinces y las sospechas de fractura; las lesiones de las placas de crecimiento pueden causar un deficiente desarrollo óseo.


El tórax y los pulmones.
El traumatismo de tórax es la tercera causa principal de lesión grave en pediatría. El tórax de un niño es bastante delgado, con menos musculatura y grasa subcutánea para proteger costillas y órganos. Sin em bargo, las costillas de los niños son más plegables y flexibles que las de un adulto, lo cual puede llevar a lesiones intratorácicas significativas con m ínim os datos externos. Los niños a m enudo tienen menos fracturas costales y eventos de tórax inestable, pero las lesio­ nes de los órganos torácicos pueden ser más graves, debido a la caja costal plegable y el tejido pulmonar fáciles de comprimir durante los traumatismos contusos. Como consecuencia, los niños son más vulnerables que los adultos a las contusiones pulmonares, el taponamiento cardiaco y la rotura de diafragma. Los pulmones también son suceptibles al neumotórax por presiones excesivas durante la ventilación con bolsa y mascarilla.
La delgada pared torácica hace fácil escuchar los ruidos cardiacos y pulmonares; sin embargo, a menudo se pasan por alto procesos de neumotorax e intubaciones esofágicas por los ruidos fácilmente transmitidos a través del tórax.
Asegúrese de buscar signos de lesiones torácicas en un niño con sospecha de traumatismo del tórax, pero recuerde que los signos de neumotórax o hemotórax en los niños a menudo son suiiles.

Sistema tegumentario.
Los lactantes y niños tienen una piel más delgada y elástica, una mayor área de superficie corporal total/peso y menos tejido subcuténeo.
Los factores previos cotribuyen a lo siguiente:
·      Mayor riesgo de lesión después de la expisición a extremos de temperatura.
·      Mayor riesgo de hipotermia.
·      Mayor gravedad de las quemaduras.

Diferencias metabólicas.
Lactantes y niños tienen reservas de glucógeno y glucosa, que rápidamente se consumen como resultado de una lesión o enfermedad. Usted debe mantener un alto índice de sospecha de hipoglucemia y verificar la cifra de glucosa en sangre en cualquier paciente con letargo, convulsiones y disminución de a actividad. Cuando usted evalúa y trata a un recién nacid debe recordar que estos pequeños lactante carecen de la capacidad de presentar calosfriíos, una de las formas del cuerpo de producri calor. La hipotermia constituye un riesgo grave y puede predisponer al recien nacido a la hemorragía intracraneana espontánea.
La hipovolemia significativa y los trastornos electrolíticos son tam bién más frecuentes en los niños, como resultado de vómito y diarrea graves.

EVALUACIÓN DEL PACIENTE PEDIÁTRICO.
Evaluación de la escena.
En el camino a la escena, prepárese para ajustarla al ámbito pediátrico, con el uso de equipo de pedoatria y una exploración física adecuada para a edad. De ser posible coleste la información del despachador acerca de la edad y el género del niño, la localización de a escena y el mecanismo de lesión.
Conforme ingresa a la escena, note la posición en que se encuentra el niño. Mediante la búsqueda y escucha al ingresar a la escena usted debe ser capaz de determinar la gra­vedad de la enfermedad o lesión del paciente.
En una escena traumática, cuando el niño no puede comunicarse por su edad de desarrollo, o si se encuentra sin respuesta, asuma que el mecanismo de lesión fue suficientemente significativo para causar lesiones de cabeza o cuello. Debe hacerse inmo­vilización raquídea con un collarin cervical si se sospecha que el mecanismmo de lesión es grave. Recuerde la necesidad de acojinamiento bajo la cabeza del paciente pediátrico, sus hombros, o ambos, para facilitar la posición neutra para el manejo de via aérea.
Note la presencia de cualquier pildora, frasco de medica­mentos, alcohol, consumo de drogas o sustancias químicas caseras, que sugieran una exposición a sustancias tóxicas o su posible ingestión por el niño.
No debe descatar la posibilidad de abuso infantil. La información controvertida de padres o cuidadores, como la presencia de equimosis u otras lesiones que no son compati­bles con el mecanismo de lesión descrito, o las lesiones que no son compatibles con la edad del niño y sus capacidades de desarrollo deben aumentar su índice de sospecha de abuso. Observe y señale la interacción de los padres o cuidadores con el niño. ¿Parecen estar adecuadamente preocupados, enojados, o indiferentes?

EVALUACIÓN PRIMARIA.
Uso del Triángulo de Evaluación Pediátrica para formarse una impresión general.
El primer paso en la evaluación primaria de cualquier paciente empieza con su impresión general de cómo se encuentra. El Triángulo de Evaluación Pediátrica (TEP) sirve para ayudar a los proveedores de SMU a formarse una impresión general “desde el portal” de los pacientes pediátricos. En el TEP se estandariza este abordaje al incluir tres elementos: el aspecto del niño, su esfuerzo ventilatorio y la circulación, que colestivamente dan una imagen clínica precisa de su estado cardiopulmonar y nivel de conciencia. Esta evaluación de 15 a 30 s se realiza antes de los ABC y no requiere tocar al paciente. Se aplica un abordaje rápido sistematico, sin intervención de observación de un niño enfermo o lesionado y ayuda a establecer la urgencia del tratamiento o transporte.

Aspecto. El primer elememnto del TEP es el aspecto del niño. En muchos casos este es el factor más importante para determinar la graedad de la enfermedad, la necesida de tratamiento y la respuesta a éste. Este refleja lo adecuado de la ventilación, la oxigenación, perfusión cerebral, homeostasia corporal y función del SNC. La mnemotecnia TICLS (tickles, del ingles- cosquellas) recalcan las caracteristicas más importantes del aspecto de un niño: tono, interactividad, consolabilidad, mirada o busqueda y expresión verbal o llanto (del ingles Tone, Interactivity, Consolability, Look o Gaze y Speech o Cry). Para evaluar el aspecto, observe al niño desde cierta distancia, permitiendo interactuar con el cuidador según el elija. Retrase el contacto táctil con el niño hasta que haya usted obtenido su impresión gene­ral, debido a que puede agitarse en respuesta. A menos que esté inconsciente o criticamente enfermo, tome su tiempo para apreciar su aspecto general por observación, antes de que empiece la evaluación manual y obtenga los signos vitales.
Un niño puede mostrar datos de oxigenación o ventilación inadecuadas, como ante urgencias respiratorias; una perfusión cerebral inadecuada, como en las urgencias cardiovasculares; anomalías sistémicas o trastornos metabólicos, como envenenamientos, infeccio­nes o hipoglucemia; o una lesión cerebral aguda o crónica. En un evento, un niño con un aspecto notoriamente anormal requiere intervenciones inmediatas de respaldo de la vida y transporte.

Esfuerzo respiratorio. El esfuerzo respiratorio de un niño a menudo constituye una mejor evaluación de su estado de oxigenación y ven­tilación que la auscultación o determinación de su frecuencia respiratoria. El esfuerzo respiratorio refleja el intento del niño por compensar anomalías en la oxigenación y ventila­ción y, por lo tanto, es un índice del intercambio de gases. La evaluación sin contacto manual del esfuerzo ventilatorio incluye escuchar ruidos anormales de la vía aérea y buscar signos de m ayor esfuerzo respiratorio.
Algunos ruidos anormales de via aérea pueden escu­charse sin estetoscopio e indican la posible fisiología y loca­lización anatómica del problema respiratorio. Por ejemplo, el ronquido, la voz amortiguada o ronca, o el estridor pueden indicar obstrucción a nivel de la orofaringe, de la glotis o estructuras supraglóticas, o de estructuras subglóticas. Se sugiere la obstrucción de la vía aérea baja por un quejido anormal o sibilancias. El quejido implica exhalar a través de una glotis parcialmente cerrada. Sugiere hipoxia moderada a grave y se observa en transtronos bajos de la vía aérea, como neumonia y edema pulmonar. Hay mal intercambio de gases debido a la presencia de liquido en la vía aérea baja y los sacos alveolares.
La posición anormal y las retracciones constituyen signos físicos de aumento del esfuerzo respiratorio, que pueden fácilmente evaluarse sin tocar al paciente. Un niño en la posición de husmeo está tratando de alinear los ejes de la vía aérea para mejorar su permeabilidad y aumentar el flujo de aire.
Las retracciones costaes representan el reclutamiento de músculos accesorios de la respiración para proveer “mayor potencia muscular” para introducir aire a los pulmones ante una lesión de la vía aérea o enfermedad pulmonar. Para obser­var de manera óptima las retracciones, exponga el tórax del niño. Las retracciones costales pueden ser eviden­tes en la región supraclavicular, la región intercostal o la región subesternal. El lactante extiende el cuello mientras inhala y después deja que la cabeza se incline hacia adelante durante la exhalación. El aleteo nasal es la abertura exagerada de las narinas durante la inspi­ración laboriosa e indica una hipoxia moderada a grave.

Circulación cutánea. Al emta de esto es dterminar lo adecuado del gasto cardiaco y la perfusión central. Cuando el gasto cardiaco disminuye, el cuerpo responde des­viando la circulación de zonas no esenciales (p. ej., la piel) hacia órga­nos vitales. Por lo tanto, la circulación de la piel refleja el estado total de la circulación central.
Las tres caracteristicas de son consideradas son: la palidez puede ser el signo inicial de una mala circulación, o inclusoel único signo visual en un niño con un choque compensado. Indica vasoconstricción refleja perférica, que está desviando sangre hacia el centro del cuerpo.
El vetado refleja inestabilidad vasomotora en los lechos capilaes, que se demuestra por onas en parches de vasoconstricción y dilatación.
La cianosis, una coloración azul de la piel y las membranas mucosas, es el índice visual más extremo de la mala perfusión u oxigenación. La acorcianosis, presencia de manos o pies azules en un lactante menor de dos meses, es diferente a la ciasnosis, se trata de un signo normal cuando un lactante pequeño tiene frio.

Permanecer o partir.
Con base en los datos del TEP, usted determinará so el paciente esta en condición estable o requiere atención urgente si esta en condición inestable, evale el ABC, trate cialquier amenza para la vida y trasnportelo de inmediato.

Evaluación del ABC.
Las amenzas de los ABC se tratan conforme se encuentran dando una secuancia prioritaria a las intervenciones de respaldo vital para revertir las anomalías fisiológicas.

Vía aérea. El TEP puede sugerir la presencia de una obstrucción de la vía aérea con base en ruidos anormales y aumento del esfuerzo ventilatorio. Como con los adultos, determine si la vía aérea está permeable y el paciente presenta una eleva­ción adecuada de la pared torácica al respirar. Verifique en cuanto a la presencia de moco, sangre o un cuerpo extraño en la boca o la vía aérea. Si hay obstrucción potencial por la lengua o los tejidos blandos, coloque un auxiliar de la vía aérea y aspire, según sea necesario. Determine si la via aérea está permeable y abierta, parcial o totalmente obstruida.

Respiración. El componente respiratorio de la evaluación primaria implica calcular la frecuencia respiratoria, auscultar los rui­dos respiratorios y verificar la oximetría de pulso en cuanto a la saturación de oxígeno. Verifique la frecuencia respiratoria por minuto. Los lactantes saludables pueden mostrar respiración perió­dica o frecuencias respiratorias variables con periodos bre­ves de apnea (< 20 s). Como consecuencia, el contar durante sólo 10 a 15 s puede dar una frecuencia respiratoria falsa­mente baja. Las frecuencias respiratorias rápidas pueden simplemente reflejar fiebre alta, ansiedad, dolor o excitación. Por el contrario, pueden observarse frecuencias normales en un niño que ha estado respirando rápidamente, con aumento del esfuerzo respiratorio, que se encuentra fatigado.
Ausculte los ruidos respiratorios con un estetoscopio sobre la linea media axilar para escuchar ruidos pulmonares anormales durante la inhalación y exhalación. Busque rui­dos respiratorios adicionales, como estertores inspiratorios. sibilancias, estertores secos o roncus; los roncus a menudo indican ruidos respiratorios rudos, que pudiesen transmi­tirse desde la vía aérea alta. También ausculte los midos respiratorios en cuanto a lo adecuado del movimiento del aire. Los ruidos respiratorios disminuidos pueden señalar una insuficiencia respiratoria grave. La auscultación sobre la tráquea también puede ayudar a distinguir el estridor de otros ruidos.
­
Circulación. Integre esta evaluación de la circulación con la frecuencia y calidad del pulso y el CTC de la piel (color, temperatu­ra y condición) más el tiempo de llenado capilar para obte­ner una evaluación global del estado circulatorio del niño. La taquicardia puede indicar hipoxia tem ­prana o choque, o un trastorno menos grave, como fiebre, ansiedad, dolor o excitación.
Perciba el pulso para determinar su frecuencia y cali­dad. Si no puede encontrar un pulso periférico (distal), esto es, radial o humeral, busque un pulso central (el femoral o el carotideo). Revise el pulso femoral en los lactantes y niños pequeños y el carotideo en los de mayor edad y adolescentes. Como con los adultos, si no hay pulso, inicie la RCP.
Después de verificar la frecuencia del pulso, haga una evaluación de CTC de la piel por intervención. Verifique si las manos y pies están tibios o fríos al tacto. Determine el tiempo de llenado capilar en la punta del dedo, artejo, talón o las yemas de las puntas de los dedos. Un tiempo de llenado capilar normal es de 2 s o menos.

Minusvalia. La evaluación del nivel de conciencia del paciente pediátrico se puede hacer la escala AVDI, o la escala de coma de Galsgow pediátrica.
Depués de evaluar la respuesta del paciente con la escala de AVDI, determine la respuesta pupilar a la luz para determinar la correspondiente del tallo cerebral. Note si las pupilas están dilatadas, constreñidas, reactivas o fijas. A continua­ción, evalúe la actividad motora en busca del movimiento sim étrico de las extremidades, convulsiones, postura o flacidez. Combine esa información con los resultados del TEP para determinar el estado neurológico clel niño. El dolor causa morbilidad y aflicción al niño y los cuidadores e interfiere con nuestra capacidad de evaluar con precisión las anomalías fisiológicas. En lactantes y niños que aún no hablan puede ser difícil distinguir entre llanto y agitación por hipoxia, hambre o dolor.
Conservar la calma y proveer aliento profesional tran­quilo a los padres y niños es crítico para el tratamiento del dolor y la ansiedad pediátricos. Los métodos farmacológi­cos de disminución del dolor, como el paracetamol, los opiá­ceos, las benzodiacepinas y el óxido nítrico están disponibles para los paramédicos en varios sistemas de SMU.

Escala ADVI.

Categoria.
Estímulo.
Tipo de respuesta.
Reacción.
Alerta
Ambiente normal
Apropiada
Interactividad normal para su edad
Verbalizando
Orden simple o estímulo sónico
Apropiada

Inapropiada
Responde al oír su nombre
Inespecífica o confusa
Con dolor
Dolor
Apropiada

Inapropiada
Se retira de lo que causa dolor
Hace ruidos o se mueve sin un propósito o respecto de la localización del dolor
Sin respuesta

Patológica
Postura
Sin respuesta perceptible a esímulo alguno

Escala de Coma de Glasgow Pediatrica.

Actividad
Calificación
Lactante
Calificación
Niño
Apertura de los ojos
4
Espontanea
4
Espontanea

3
Ante leguaje y sonido
3
Ante estímulo verbal

2
Ante estímulos dolorosos
2
Ante estímulos dolorosos

1
Sin respuesta
1
Sin respuesta
Verbalización
5
Arrulla balbucea
5
Conversación orientada

4
Llanto irritable
4
Conversación confusa

3
Llora por dolor
3
Llora
Palabras inapropiadas

2
Se queda de dolor
2
Gime
Palabras/sonidos incomprensibles

1
Sin respuesta
1
Sin respuesta
Motora
6
Movimiento espontaneo normal
6
Obedece órdenes verbales

5
Localiza el dolor
5
Localiza el dolor

4
Se retira del dolor
4
Se retira ante el dolor

3
Flexión anormal (decorticado)
3
Flexión anormal (decorticado)

2
Extensión anormal (descerebración)
3
Extensión anormal (descerebración)

1
Sin respuesta (flácido)
1
Sin respuesta (flácido)

Exposición. Es necesaria esta última apropiada del niño para concluir la evaluación primaria, se requerira que el paciente esté al menos parcialmente desnudo para evaluar su esfuerzo respiratorio y la circulación. Es importante hacer una exploración rápida de todo el cuerpo en busca de lesiones no sospechadas y anomalías anatómincas. Evitaremos la pérdida de calor sobre todo el lactantes. Mantenga elevada la temperatura de la ambulancia y use cobijas, cuando sea necesario.

Transporte. El trasnporte inmediato es imperativo si la llamada de urgencia es por u traumatismo y el niño presenta un Mecanismo de Lesión grave, una anomalía fisiológica, una anomalía antómica potencialmente significativa, o cuando la escena es insegura. En estos casos, aborde todas las amenazas para la vida e inicie el transporte.

EVALUACIÓN SECUNDARIA.
En tanto la evaluación primaria aborda problemas patológicos que ponen en riesgo la vida de inmediato, la secudaria incluye la revisión sistemática del paciente, que puede abarcar una exploración de todo el cuerpo o una centrada en un órgano, aparato o sistema corporal especificamente involucrado. Tambien deben obtenerse en ese momento un conjunto complemento de signos vitales bsales, utilizando aparatos de vigilancia, según sea apropiado.
Una exploración completa en los lactantes, niños en edad de caminar y prescolares inciando por los pies y terminando en la cabeza; los niños mayores se pueden explorar utilizando el abordaje de cabeza a pies, igual que los adultos.
Grado de hidratación. Evalúe las urgencias de la piel al notar la presencia del signo de lienzo humedo, un trastorno en el que la piel se retrae con lentitud después de su compresión y estiramiento, alejandola ligeramente del cuerpo.

FISIOPATOLOGÍA, EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO DE LAS URGENCIAS RESPIRATORIAS.
Son de las urgencias médicas que se encontraran con mayor frecuencia en los niños. En pediatría, la insuficiencia y el paro respiratorioprecden a la mayor parte de los paros cardiopulmoanres; por contaste, loe eventos cardiacos primarios son la causa usual de muerte súbita en los adultos.

Sufrimiento respiratorio. Abarca un mayor esfuerxo respiratorio para mantener la oxigenación, ventilación o ambas; esto es, trata de mantener un estado compensado donde el mayor esfuerzo respiratorio produce un adecuado intercambio de gases pulmonares. Se clasifica el leve, moderado y severo.
Paciente con insuficiencia respiratoria ya no puede compensar el problema patológico, anatómico subyacente con aumento del esfuerzo respiratorio, por lo que ocurren hipoxia, retención de dióxido de carbono, o ambas.signos comunes disminución o ausencia de las retracciones por fatiga de los músculos de la pared torácica, alteración del estado mental por ventilación y oxigenación inadecauda del cerebro y una frecuencia respiratoria baja. Se requiere intervención urgente para asegurar adecuada oxigenación y ventilación y prevención del paro respiratorio.
El paro respiratorio indica que el paciente no está respirando de manera espontánea. Administre de inmediato ventolación con bolsa y mascarilla y oxígeno complementario para prevenir el avance hasta el paro cardiopulmonar.
Deje que el niño asuma la posición de comodidad y provéale oxígeno comlementario. La opción del método de administración de oxígeno dependera de la gravedad de la afección y el grado de desarrollo del niño.

URGENCIAS DE LA VÍA AEREA ALTA.
Obstrucción de la vía aérea.
Cualquier objeto o artículo alimentario pequeño tiene el potencial de obtruir la estrecha tráquea de un niñopequeño.
Sospeche aspiración de un cuerpo extraño cuando encuentre signos de obstrucción leve o grave de la vía aérea. Un paciente despierto con estridor, aumento del esfuerzo respiratorio y buen color en el TEP tiene obstrucción alta leve. En contraste, una obstrucción grave de la vía aérea posiblemente se encuentre cianotico e inconsciente, debido a la hipoxia intensa.

Desobstrucción de la vía aérea en lactantes. Para un lactante que responde, aplique 5 palmadas sobre la espalda y haga 5 compresiones torácicas.  Conforme lo establece el BLS. Verifique la vía aérea, si puede observar el cuepor extraño retirelo. Si no repirta el ciclo tan amenudo sea necesario.
Si el lactante deja de tener respuesta, inicie la RCP con compresiones.

Anafilaxia. Es una lesión alergica que potencialmente pone en riesgo la vida; se desencadena por la exposició a un antígeno. La exposición a este último estímula la liberación de histamina y otros mediadores quimicos vasoactivos por los leucocitos, que llevan a la afectación de múltiples órganos, aparatos y sistemas. El inicio de los sintomas es inmediato a la exposición el cual puede incluir ronchas, insuficiencia respiratoria, compromiso circulatorio y sintomas gastrointestinales.
El tratamiento “estandar ideal” de la anafilaxia es con epinefrina. El efecto agonista a de esta sustancia disminuye el edema de la vía añerea por vasoconstricción y mejora la circulación al incrementar la resistencia vascular periférica. Su efecto agonista b causa broncodilatación, con el resultado de una mejor oxigenacióny ventilación. Debe administrarse por vía intramusculara dosis de 0.01 mg/kg de una solución 1:1000 hasta un máximo de 0.3 mg, que puede repetirse según sea necesario cada 5 minutos. Si se requiere varias dosis, tal vez necesite su administración por goteo continuo IV. Ademas el tratamiento debe incluir oxígeno complementario, reanimación del choque con soluciones, difenhidramina por su efecto antihistaminico (dosis de 1 a 2 mg/kg/IV hasta un maximo de 50 mg), broncodilatadores para las sibilancias.

Laringotraqueobronquitis aguda (CRUP). Infección viral de la vía aérea superior y la causa más frecuente de urgencias respiratorias. El virus paragripal es el patógeno más frecuente, tambien se ha implicado el virus sincicial respiratorio (VSR), el de la gripe y los adenovirus. Virus transmitido por secreciones respiratorias, afecta principalmente a los menores de 5 años, má spresente en los meses de otoño e invierno.
El TEP para un niño con CRUP aguda por lo general revelara a un lactante o un niño en edad de caminar alerta con estridor audible con la actividad o agitación, una tos perruna, algún aumento del esfuerzo respiratorio y un color normal de la piel. La tos y la dificultad respiratoria a menudo son peores por la noche.
El tratamiento es el mismo que en todas las urgencias respiratorias. Para pacientes con estridor en reposo, dificultad respiratoria moderada a grave, hipoxia o alteración de su aspecto, la epinefrina nebulizada es el tratamiento ideal. La epinefrina nebulizada está disponible en dos fórmulas: epineifrina racémica y L-epinefrina. La dosis de epinefrina racémica (al 2.25%) es de 0.5 mL mezclados en 3 m L de solución salina normal. La dosis de L-epinefrina es de 0.25 a 0.5 mg/kg de la solución 1:1 000 (máximo 5 mg por dosis); esta forma se puede diluir con solución salina normal para llevar a 3 m L el volumen.

URGENCIAS DE LA VÍA AÉREA INFERIOR.
La fisiopatología suyacente de estas urgencias implica la restricción del flujo de aire al fuera de los pumones.
Asma. Enfermedad crónica más frecuente en los niños. Enfermedad de las vías respiratorias pequeñas, tres componentes principales llevan a la obstrucción y el mal intercambio de gases; broncoespasmo, producción de moco e inflamación de vía aérea. La inflamación de la vía aérea inferior produce hipoxia por desequilibrio de la ventilación-perfusión. Los desencadenantes incluyen infecciones respiratorias latas, alergias ambientales, exposición al frio, cambios en el clima y tabaquismo pasivo. Signos clinicos tos frecunete, sibilancias audibles a distancia y la insuficiencia respiratoria.
La evaluación primaria varía con el grado de obstrucción y la presencia o ausencia de fatiga respiratoria.
El tratamiento inicial de una exacerbación del asma sigue siendo por cuidados respiratorios básicos deje que el paciente adopte una posisción de comodiad y administre axígeno suplementario. El tratamiento estandar iseal consta de broncodilatadores, agonistas b, que actúan sobre músculos lisos para relajarlos en los bronquiolos, disminuyendo así el broncoespasmo y mejorando el movieminto del aire y la oxigenación. Los broncodilatadores pueden administrarse por nebulizador o inhalador de dosis medida (IDM) con un dispositivo de espaciador y mascarilla. La dosis unitaria de 2.5 m g de albuterol premezclado con 3 mL de solución salina se usa a menudo para la nebulización y representa una de inicio aceptable para la mayor parte de los niños pequeños. Para un niño de mayor edad o aquel de cualquier edad con sufrimiento intenso, considere la administración de 5 mg de albuterol como dosis inicial.
Los niños con insuficiencia respiratoria moderada a grave también pueden beneficiarse del tratamiento con ipratropio inhalado, un broncodilatador anticolinérgico. La dosis de ipratropio administrada se basa en el peso del paciente: una dosis unitaria de 0.25 mg por nebulización o una descarga por IDM para niños que pesan menos de 10 kg; una dosis unitaria de 0.5 mg por nebulización o dos descargas con IDM para niños con más de 10 kg de peso.
Si un niño presenta una dificultad respiratoria grave, obnubi­lado, o presenta disminución notoria del movimiento de aire a la auscultación, puede requenr una dosis de epinefrina, que causará relajación inmediata de los músculos lisos bronquia­les y abertura de la vía aérea para permitir que funcionen los broncodilatadores. La dosis es de 0.01 mg/kg de una solución 1:1 000 por inyección IM; la dosis aisladas no deben rebasar 0.3 mg. Inicie de inmediato el tratamiento con broncodilata­dores después de administrar epinefrina.

Neumonía. Proceso patológico frecuente que afecta la vía aérea baja y el pumón. En los pacientes pediátricos por lo general se observa en lactantes, los de edad de caminar y prescolares. En lactantes y niños en edad de caminar la neumonía a menudo es causada por un virus. Los niños con neumonía por lo general presentan un antecedente reciente de tos o res­frío, o una infección de vía aérea baja.
A m enudo los pacientes pediátricos presentarán una res­piración desusadamente rápida o ruidos de quejido o sibilan­cias. Los signos y síntomas adicionales incluyen aleteo nasal, taquipnea, estertores, dolor torácico, e hipotermia o fiebre. El paciente también puede mostrar disminución unilateral de los ruidos respiratorios. Evalúe el esfuerzo ventilatono obser­vando los signos del uso de músculos accesorios.
Para un paciente pediátrico con sospecha de neumo­nía, su principal tratamiento será de soporte, constituido por vigilancia de la vía aérea y el estado de la respira­ción, y administración de oxígeno com plementario, si se requiere.

Tosferina. Es una enfermedad muy ontagiosa causada por una bacteria que se disemina por gotitas respiratorias. Los signos y síntomas típicos son similares a los de un resfriado común: tos, sibi­lancias y secreción nasal. Conforme la enfermedad avanza, la tos se hace más intensa y se caracteriza por el sonido dis­tintivo de chillido durante la fase inspiratoria. La tos puede ser tan grave que produzca vómito, hemorragia conjunuval e hipoxia cianótica posteriores. Para tratar estos pacientes pediátricos mantenga la vía aérea permeable y transpórtelos al servicio de urgencias.

Estado de choque.
Se define a este como un aporte inadecuado de oxígeno y nutrimentos a lso tejidos para cubrir su demanda metabólica. Además de determinar la causa del choque, se debe precisar con rapidez si el niño está en un estado compensado o descompensado. El choque compensado , si bien el niño tiene anomalías críticas de la perfusión, su cuerpo puede montar una respuesta fisiológica para mantener la perfusión adecuada a los órganos vitales al derivar la sangre desde la periferia con aumento de la respuesta del pulso y del tono vascular. Un niño en choque compensado tendrá aspecto normal, taquicardia y signos de disminución de la perfusión periférica, como extremidades frías, con lle­nado capilar prolongado. Se requiere intervención oportuna para prevenir que un niño en choque compensado se des­ compense.
El choque descompensado es un estado de perfusión inadecuado en el que los mecanismos propios del cuerpo para mejorar la perfusión ya no son suficientes para mantener la tensión arterial normal. Recuerde que el choque descom­ pensado incluye hipotensión. Además de la taquicardia intensa y los signos de la perfusión periférica, un niño en choque descompensado puede tener alteración de su aspecto, que refleja la perfusión inadecuada del cere­bro. La hipotensión, por lo tanto, es un signo tardío y omi­noso para un laclante o niño pequeño y requiere de inter­vención urgente para evitar el paro cardiaco.
El tratamiento incial incluye administración de oxígeno. Y el trasnporte con base a la gravedad del problema.

Choque hipovolemico.
Es una causa frecuente en lactantes y niños pequeños con pérdida de volumen debido a la enfermedad o traumatismo. Un paciente con choque hipovolémico a menudo parecerá destraído o letárgico. Y puede presentar taquipnea compensatoria. Se apreciara el niño palido, con piel marmórea o cianótico. Signos de deshidratación se veran ojos hundidos, membranas mucosas secas, mala turgencia de la piel o retrasi en el llenado capilar de las extremidades frias.
Si el origen es por sangrado aplique compresión directa, reponga el volumen como principal recurso terapeutico para el choque hipovolemico. Si el niño se encuentra en choque compesnado, ustede puede intentar establecer un acceso IV o IO en camino al hospital.
Una vez que se establece el acceso IV, debe iniciarse la reanimación con soluciones isotónicas exclusivamente, como la salina normal o de Ringer lactado. Inicie con 10 mL/ kg de solución isotónica y después revalúe el estado del paciente.
Sí un niño se encuentra en choque descompensado con hipotensión, inicie la reanimación con soluciones en la escena.
lúe los sitios para acceso IV Si no tiene éxito, empiece la administración de soluciones IO. Cuando se coloca correctamente una aguja 10, se ubicará en el canal medular, el espacio dentro del hueso que contiene la médula ósea.

Choque distributivo.
En este tipo de choque ocurre disminución del tono vascular, con el resultado de vasodilatación y un tercer espacio de liquidos por aumento de la permeabilidad vascular. Causando disminución del volumen sanguineo eficaz e hipovolemia funcional. Este se puede deber a septicemia, anafilaxia y lesión de la médula espinal.
El niño puede tener una piel tibia, rubor y pulsos saltones, como resultado de vasodilatación perférica.
El tratamiento de los pacientes pediátricos con choque distributivo es la reanimación por volumen, debido a que el niño está en un estado de hipovolemia relativa.
El choque anafiláctico debe tratarse de inmediato con epinefrina IM, 0.01 mg/kg de una solución 1:1 000 (máxima dosis, 0.3 mg). que debe repetirse según sea necesario cada 5 min. Si se requieren varias dosis, el niño puede necesitar goteo continuo de epinefrina IV a dosis baja. 1.a decisión en cuanto a la programación del acceso IV y el transporte de pacientes con choque distributivo considera los mismos factores que para aquéllos sin choque hipovolémico Son tratamientos adicionales del choque anafiláctico la difenhidramina, 0.5 a 1mg/kg IV (máximo 50 mg) y metilprednisolona 0.5 mg IV (máximo 60 mg) o dexametasona 0.15 mg/kg (máximo 16 mg) para aminorar la exacerbación en proceso.

Choque cardiogénico.
Es el resultado de la falla de bomba: el volumen intravascular es normal, pero el funcionamiento miocárdico es malo. Raro en la población pediátrica, pero puede presenarse en niños con cardiopatia congénita, miocarditis o trasntornos del ritmo subyacentes.
El niño aparecera letargico, indiferente pero posiblemente muestre signos de mayor esfuerzo respiratorio por la insuficiencia cardiaca congestiva y el edema pumonar. La circulación tal vez esté alterada y la piel se observará palida, marmórea o cianótica. Su evaluación primaria puede revelar una frecuencia normal del pulso, un ritmo anormal o hallazgos de un soplo o galope. La piel puede estar pegajosa y tal vez hepatomegalia.
Si usted sospecha disfunción cardiaca, admi­ nistre una sola carga de solución isotónica en forma lenta y vigile cuidadosamente al paciente para valorar su efecto. El m ayor trabajo respiratorio, un descenso en la saturación de oxígeno, o una perfusión que empeora después de una carga de líquidos confirmará su sospecha de choque cardio­génico.

FISIOPATOLOGIA, EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO DE LAS URGENCIAS NEUROLÓGICAS.
Este tipo de urgencias pueden ser benignas o poner en riesgo la vida. Cuando surgen tales problemas es importante obtener los antecedentes médicos exhaustivos, incluyendo información sobre convulsiones, derivaciones, paralisis cerebral, un traumatismo o una ingestion reciente. Los niños y los lactantes son dificiles desde el punto de vista neurológico, porque a menudo no cooperan debido a la falta de comprensión o temor.

Nivel de consciencia y estado mental alterados. Esta corresponde a una situación neurológica anormal en la que un niño está menos alerta e interactivo con el ambiente de lo normal. Se usan las siglas AEIOU-TIPPS para recalcar algunas causas frecuentes de alteración del NDC.

A
Alcohol
E
Epilepsia, endocrinopatías, electrolitos
I
Insulina
O
Opiáceos y otros fármacos
U
Uremia
T
Traumatismos, temperatura
I
Infecciones
P
Psicógenas
P
Productos tóxicos
S
Choque, VEC, lesión ocupante de espacio, hemorragía subaracnoídea

Debemos prestar especial atención de una posible incapacidad y destreza. Use la escala AVDI para identificar el grado de minusvalia. Ademas verifique la cigra de glucosa del paciente, porque la hipoglucemia (definida como una concentración de glucosa sérica menor de 40 mg/dL en un recien nacido, o menor de 60 mg/dL en otros lactantes y niños) es de fácil tratamiento.
Independientemente de la causa, el tratamiento de la alteración del estado mental es igual. Respalde los ABC por determinación cuidadosa de la vía aérea del paciente y su ventilación. Si el niño presenta hipoglucemia, administre glucosa a una dosis de 0.5 g/kg dirigida. Depen­diendo de qué solución de glucosa esté disponible, está se puede administrar a razón de 5 mL/kg de solución glucosada al 10%, 2 mL/kg de solución glucosada al 25% o 1 mL/kg de solución glucosada al 50%. Siempre verifique la cifra de glu­cosa sanguínea antes de administrar el carbohidrato por vía IV La meta es mantener una concentración de glucosa normal: la hiperglucemia se vincula con peores resultados neuro- lógicos en los pacientes con isquemia cerebral. Para aquellos niños con alteración del estado mental y signos o síntomas sugerentes de un síndrome tóxico por opioides considere administrar naloxona.

Cuando se intube a un paciente pediátrico con alteración del estado mental, administre 0.02 mg/kg de atropina (dosis mínima, 0.1 mg). El etomidato es un agente de inducción común, si no se sospecha de choque septico. La dosis es de 0.3 mg/kg, y se considera un buen agente si el paciente esta hipotenso, debido a que tiene menos efectos en la TA. El midazolam a dosis de 0.1 mg/kg o la ketamina, a dosis de 2 mh/kg, son otras opciones. Los relajantes musculares, como la succinilcolina a dosis de 1 a 2 mg/kg, o el rocuronio a dosis de 1 mg/kg, se pueden usar en la población pediátrica.
En pacientes en quienes se sospecha un aumento de PIC, la adición de 1 mg/kg de lidocaína antes de la intubación puede im pedir el aumento de PIC vinculado con la maniobra. Los signos de PIC aumentada incluyen la triada de Cushing: bradicardia, respiraciones irregulares e hipertensión.

Convulsiones. Algunos niños están predispuestos a las convulsiones por anomalías subyacentes del cerebro, en tanto otros la experimentan como resultado de traumatismos, trastornos metabólicos, ingestión de alguna sustancia o infección. Las convulsiones relacionadas con la fiebre son exclusivas de los niños pequeños y por lo general benignas, aunque aterradoras para los padres. Las manifestaciones físicas de una convulsión depende­ rán de la zona del cerebro que efectúa las descargas eléctricas y de la edad del niño. Los lactantes tienen cerebros inmadu­ros, por lo que las convulsiones en ellos tal vez sean sutiles. Los movimientos repetitivos como chupado de dedos, masticación y “pedaleo” sugieren actividad convulsiva. La apnea y la cianosis también pueden ser signos de actividad convulsiva subyacente.

Tipos de convulsiones. En resumen, las convulsiones que afectan todo el cerebro se consideran convulsiones generalizadas, en tanto aquellas que afectan sólo una parte del órgano se llaman convulsiones parciales. El tipo más frecuente de convulsiones es el de convulsiones tónico-clónicas genera­lizadas (tipo gran mal), que implican la participación de las dos extremidades torácicas, pélvicas, o ambas. Las convul­siones de ausencia (tipo pequeño mal) son convulsiones generalizadas que im plican una pérdida breve de la aten­ ción sin movimientos corporales anormales. Las convulsio­nes parciales se pueden subclasificar adicionalmente como convulsiones parciales simples, que implican agitación motora focal sin pérdida de la conciencia y convulsiones parciales complejas, que muestran agitación motora focal con pérdida de la conciencia.

Convulsiones febriles. Ocurre en el 25% de los niños. Para su diagnostico deben tener entre 6 meses y 6 años de edad, presentar fiebre y no tener causa precipitante alguna.
Las convulsiones febriles simples son breves, generalizadas, tónico-clónicas y se presentan en un niño sin anomalias neurológicas subyacentes. Las convulsiones febriles complejas son más prolongadas (duran más de 15 minutos), locales u ocurren en un niño con una anomalía en el desarrollo o neurológica basal. La fase posictal después de una convulsión breve tiende a ser de corta duración, por lo que al arribar a la escena el niño estara despertando o de regreso al estado basal. Dependiendo del aspecto del niño que tiene el antecedente de una convulsión febril simple puede ser trasladado por el SMU o por los padres, pero siempre requerira de evaluación por un médico.
No hay relación entre las convusiones febriles simples y el daño cerebral, o las minusvalias futuras del desarrollo y el aprendizaje.

Evaluación de las convulsiones. Siempre se debe prestar atención a la oxigenación y la ventilación, así como a los signos de actividad convulsiva presentes. Se pone en riesgo de sufrimiento o insuficiencia respiratoria debido a la obtrucción de la vía aérea (a menudo por la lengua), aspiración y depresión del impulso ventilatorio. Si se presentan las convulsiones durante al menos 10 minutos debe considerarse en crisi epileptica, la cual es definida como cualquier convulsión que dura más de 20 minutos, o dos o más convulsiones sin retorno basal neurológica entre ellas. Se debe interrogar acerca de convulsiones previas, uso de medicamentos anticonvulsivos, enfermedad, lesión o sospecha de ingestión recientes; duración de la convulsión y sus caracteristicas.

Tratamiento. En un niño con actividad convulsiva en proceso, abra la vía aérea con maniobra de elevacion de la frente mentón o de impulso de la mandibula. La obstrucción proximal es frecuente durante la convulsión o el estado posictal, debido a que la lengua y la mandíbula caen en retroceso por la disminución del tono muscular relacionado con el estado mental alterado. Debemos considerar el uso de cánula nasofaríngea. Aspiración de cualquier secreción. Considerar el uso de cánula nasofaríngea si la vía aérea no es sostenible con la posición.
Proveer de oxígeno al 100% mediante mascarilla con reservorio y considerar la colocación de sonda nasogastrica para descomprimir el estomago. Determinar la cifra de glucosa sérica y trate la hipoglucemia documentada.
El tratamiento anticonvulsivo ideal consta de una benzodiacepina, lorazepam, diacepam o midazolam. Debemos prevenir la depresión respiratoria que causan las benzodiacepinas, por lo que es importante vigilar la oxigenación y ventilación, en especial se administra dosis repetidas de anticonvulsivos o sus combinaciones. El lorazepam es una opción excelente para el tratamiento de las convulsiones, por su rápido inicio, menor riesgo de depresión respiratoria y semivida relativamente prolongada.
Si las convulsiones no se detienen después de dos o tres dosis de benzodiacepinas, se requiere un agente de segunda linea. El fenobarbital es el ideal para los recien nacidos. El fenobarbital, la fenitoina y las fosfenitoína son aceptables como agetes de segunda linea para lactantes y niños fuera del grupo de edad neonatal.



ABUSO Y ABANDONO DE LOS NIÑOS.
El abuso infantil es cualquier acción impropia o excesiva que lesiona o daña desde otros puntos de vista a un niño o lactante; incluye físico, sexual, el abandono y el emocional.
El abuso físico implica causar lesiones a un niño. El abuso sexual ocurre cuando un adulto tiene actividad sexual con un niño; puede ir desde la palpación inapropiada hasta el coito. El abuso emocional y el abandono son a menudo difí­ciles de identificar y pueden comunicarse de menos. El aban­dono es el rechazo o la falta de parte del cuidador de cubrir las necesidades vitales del niño, en tanto el abuso emocional se puede describir como una falta de respaldo emocional por el cuidador.
Si usted sospecha abuso infantil, debe actuar acerca de esa sospecha, porque el abuso infan­til involucra un patrón de conducta. Un niño que es objeto de abuso una vez, posiblemente lo vuelva a padecer, y la siguiente ocasión puede tratarse de un problema más grave o incluso fatal.

Factores de riesgo de abuso.
Los niños pequeños son más objetos de abuso que los mayores, tal vez en función de su desamparo y capacidad limitada de comunicar sus nece­sidades. Los niños que requieren atención adicional, como aquellos con minusvalías, enfermedades crónicas, u otros problemas del desarrollo, también tienen mayor probabili­ dad de abuso.
Ocurre abuso infantil en todos los niveles socioeconómicos. El divorcio, los problemas económicos y la enfermedad puede contribuir al grado de estrés global de los padres, lo que los ubica en un mayor riesgo de abusar de sus hijos.

Sospecha de abuso o abandono.
Cuando se le llama a la cas de un niño lesionado y se sospecha abuso, confie en sus instintos, busque las señales de alarma que pudiesen sugerir maltrato infantil con las mnemotécnias del ingles:

C
Consistencia entre la lesión y edad del desarrollo del niño
H
Historia incosistente con la lesión
I
Inapropiadas preocupaciones de los padres
L
La carencia de supervisión
D
Dilación en la busqueda de atención
A
Afecto (de padre o cuidador y del niño en relación al cuidador)
B
Equimosis a diversas edades
U
Patrones desusados de lesión
S
Circunstancias sospechosas
E
Claves ambientales

Evaluación y tratamiento.
Para el reconocimiento del abuso, lo primero es sospecharlo. Una vez que empieza a cuestionarse acerca de si hay participación de un abuso, es importante documentar cuidadosamente lo que se observa. Sea detallado en su informe del incidente acerca del ambiente del niño, señalando las condiciones de la casa y las interacciones entre los cuidadores, el niño y el personal del SMU. El informe se hace en conjunción con médicos de urgencias, trabajadoras sociales y equipos de protección infantil en SU.
En el sín­drome de niño maltratado usted puede encontrar un menor con un aspecto anormal pero sin signos externos de lesión. En tal caso, el niño recibe una lesión cerebral grave cuando el cuidador lo agita violentamente, a menudo cuando está llo­rando inconsolablemente. Dado que pocos cuidadores admi­tirán haber lesionado al niño, esté alerta para una narración que es inconsistente con el cuadro clínico.
Preste especial atención a la piel del niño en busca de equimosis, en especial en diferentes etapas de curación o en localizaciones preocupantes. Los niños en edad de caminar activos a menudo presentan equimosis en sus mandíbulas por caídas y juegos activos, pero rara vez en el dorso o las nalgas.

Sindrome de muerte súbita infantil.
Antes conocido como muerte en la cuna, es aquel deceso súbito inesperado de un lactate menor de 1 año en el que un estudio de necropsia exhaustivo no puede demostrar una causa definoda de la muerte. Los factores de riesgo vinculados con el síndrome de muerte súbita infantil incluyen sexo masculino; pre­maturez; bajo peso al nacer; edad materna temprana; el dormir decúbito prono; el dormir con cobijas suaves voluminosas u objetos blandos; el dormir sobre superficies blandas y la exposición al humo del tabaco.

FISIOPATOLOGÍA, EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO DE LAS URGENCIAS TRAUMATOLÓGICAS.
Estos son la principal causa de muerte en los niños mayores de 1 año. Las colisiones en vehículos causan el mayor número de muertes en este grupo de edad, seguidos de las caidas y sumersiones. En los adolescentes, el homicidio y el suicidio tabien son causas frecuentes de muerte.
La fisiopatología de las lesiones esta asociado en el mas de 90% de los casos al traumatismo contundente. Las caídas son frecuentes en los pacientes pediátricos y las lesiones sufridas reflejarán la anatomía del niño y la altura de la caída.

La evaluación y el tratamiento de las lesiones estan dirigidas al igual que en las urgencias medicas. Inicie con la evaluación de la escena, abordando preocupaciones de seguridad, determinando el mecanismo de lesión, anotando el número de pacientes.
Use el TEP para formarse una impresión general. Si los datos son notoriamente anormales, diríjase con rapidez al tra­tamiento de los ABC para prevenir la muerte o incapacidad. Cualquier aspecto anormal debe hacerle pensar de inmediato en una lesión cefálica. Con una lesión cefálica aislada cerrada, la ventilación y circulación del niño pueden ser normales.
Inicie intervenciones de soporte vital conforme iden­tifique problemas. Evalúe la vía aérea en cuanto a obstruc­ción por la presencia de dientes, sangre, vómito o edema. Aspire, según sea necesario. Para una lesión de la columna cervical, abra la vía aérea utilizando la maniobra de tracción mandibular.
La evaluación de la ventilación incluye la observación de la elevación simétrica de la pared torácica y la auscultación de ruidos respiratorios equivalentes a ambos lados. Provea oxígeno complementano al 100% y ventilación con bolsa y mascarilla.
El neumotórax no es común en las lesiones torácicas no penetrantes, pero puede estar presente cuando hay un trau­matismo penetrante del tórax o la porción alta del abdomen. Recuerde que usted tiene menos probabilidad de observar una distensión de las venas yugulares y desviación traqueal en un niño. Si el mecanismo sugiere un posible neumotórax a tensión y el niño tiene insuficiencia respiratoria significativa, haga una descompresión con aguja. Los signos y síntomas del neumotórax a tensión incluyen los siguientes:
·      Taquicardia
·      Ventilación difícil, a pesar de una vía aérea permeable
·      Ausencia o disminución de ruidos respiratorios en el lado afectado
·      Distensión de las venas yugulares (tal vez no esté pre­ sente con hemorragia vinculada)
·      Hiperresonancia a la percusión en el lado afectado
·      Desviación traqueal lejos del sitio afectado (este signo tardío no siempre está presente)
·      Pulso paradójico
La desviación de la traquea, la hiperresonancia, el pulso paradójico e incluso la disminución de los ruidos respiratorios pueden ser difíciles de determinar en un niño pequeño.
Cualquier paciente traumatizado debe considerarse en riesgo de presentar choque por sangrado externa visible o interno. Evalúe la circulación del niño por revisión de la frecuencia y calidad del pulso, el llenado capilar, la tem­peratura cutánea y la tensión arterial. Si el ML es preocupante y el niño presenta taquicardia, asuma la presencia de un choque compensado e inicie la reanimación por volumen con 20 mL/kg de solución isotónica. Una vez que se estabilizan los ABC. continúe su evaluación de incapacidad con la escala AVDI. Su evalua­ción del aspecto en el TEP ya habrá identificado un NDC alterado. Revise las pupilas del niño y su función motora. Coloque un collar cervical e inmovilice el niño en un tablero largo, según esté indicado
Si le preocupa una PIC aumentada, mantenga la cabeza del paciente en la línea media para facilitar el retorno venoso yugular al corazón. Si el niño no está en choque eleve 30° la cabecera de la camilla. Realice reanimación del cho­que con soluciones IV, la hipoperfusión cerebral empeorará la situación. Sí el niño presenta signos agudos de hernia de tallo cerebral como pupila “midriática” de la triada de Cushing (elevación de la tensión arterial, bradicardia, patrón respirato­rio anormal), considere la hipeventilación leve guiada hasta una ETCO2, de 32 a 35 mm Hg y administre manitol.
Trate cualquier fractura abierta o cerrada , como lo haria en un adulto.


BIBLIOGRAFIA.
      AAOS. (2014). Programa De Formación Profesional Del Paramedico. Primera Edición. Estados Unidos de America: Intersistemas.
      AAOS. (2011). Los Cuidados de Urgencias y el Transporte de los Enfermos y Heridos. Novena Edición Estados Unidos de America: Intersistemas
·      AAOS. (2018). Critical Care Transport. Segunda Edición. Estados Unidos de America: Intersistemas

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